"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

martes, 18 de enero de 2011

Ya se lo advertí.

Ya amé y me destrocé el alma, el corazón. Lo tiré al suelo, lo pisoteé, lo estrujé, lo rompí. Quería que le sirviera de lección para que aprendiera que amar no es tan bueno y bonito como te lo pintan. Abofeteé mis sentimientos con la finalidad de hacerle olvidar cualquier signo de levantamiento amoroso. No quería volver a pasar lo mismo. No quería que todas las noches las lagrimas reblandecieran la herida y la ahondaran. Y le pegaba palizas a mi pobre corazón todas las noches. Y lo encerraba bajo mi pecho sin dejarle ver la luz, por mucho que luchaba por salir afuera. Lo castigué con el humo del tabaco y con el alcohol del ron.
Y sin embargo, como obnubilado y haciendo que de nada sirviera todo mi afán por no quererte, apareciste y mi corazón fue tras de ti. No podía ver la luz del sol que tanto ansiaba pero se conformaba con tu luz. El humo y el alcohol no le gustaban pero si bebía contigo, quería llegar al coma etílico. Y en los días de mayor desesperación por verte se alteraba más de la cuenta hasta el punto de llegar a asustarme. Los augurios eran ciertos y mi corazón volvió a sufrir lo ya sufrido anteriormente. Pobre corazón cegado y loco que sólo sigue los impulsos que una dama le confiere.

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