"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 22 de enero de 2016

Vértigo a las despedidas.

Una cafetería donde se encuentran los alientos gélidos
que se igualan al ritmo de un traqueteo de los dedos en la mesa.
La mujer se sienta y pide un café para rescatarse de las balas
de un pasado que acribilla por la espalda.
Echar de menos para escapar por las ventanas
sobreviviendo a caídas mientras duerme.
Y quien se declara culpable escupe al aire
mientras pregunta por un camino hacia el baile.
Con páginas amarillentas y alfombras menos limpias,
los pies descalzos y el alma llena de miradas.
Un parpadeo acuático nostálgico y echar a correr
con pasos acústicos que retumban en el pecho.
El loco de las fotos y el lodo en los fosos
donde duerme una pelota de un niño.
La mujer aún no superó su vértigo a las despedidas
y buscaba a todos aquellos que intentaron irse.

jueves, 14 de enero de 2016

Bienvenido aire sin pánico.

Aún mantengo los ojos abiertos
y el sombrero en la cabeza.
Las marcas de los nervios en los dedos
y un seguir caminando de sentidos.
Vivo y meto aire en los pulmones
indecentemente consecuente.
Con cabos cóncavos
aún por atar.
Y versos convexos,
con besos,
sin ellos.
Da igual.
No me hacen falta rescates
ni cuerda de la que tirar.
La frente alta
y sin buscar una señal,
rompiendo ventanas
saltando silencios.
No hay preguntas
ni gritos con tu nombre.
Todos quedaron ahogados en un viejo sofá
que ahora arde en el desierto.
Adiós humo manchado,
bienvenido aire sin pánico.

jueves, 7 de enero de 2016

El bar vuelve a estar abierto.

- ¡Has vuelto, Jason!

Apareció por la puerta con un cigarrillo en los labios y la mirada baja.

- Y por lo que veo aún no se me ha puesto una copa...
- Ahora mismo.
- Tienes el bar vacío, David. ¿Qué ha pasado?
- Desde que dejaste de tocar en este bar nadie se ha vuelto a pasar por aquí. Solo abría por si venías de vuelta por aquí. Pero ahora sé que no te irás. ¿Verdad?
- Nunca me he ido. Solo descansaba. He conocido gente nueva. Entre ellos una chica llamada Jane. Se dedica al tráfico de armas y pretende montar una buena. Seguramente oigas hablar de ella este año.
- Gracias por volver, Jason.
- Ya te arrepentirás.

Jason cogió su copa, apuró su cigarrillo, le dejó el dinero en la barra a David y caminó hacia la esquina más oscura del bar, donde se perdió entre las sombras.