"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Sin propósitos para años sucesivos.

Odias esperar. Eso dices. Te daré argumentos por los que te convenceré de lo contrario.

Espero que... Espero que... Espero que... Sólo sabes esperar. Deja de esperar de una jodida vez y ponte a aceptar las cosas como son. Nadie va a darte lo que esperas. Es más, seguramente intenten darte lo que no esperas ni deseas. Dices que odias la espera pero la amas. No puedes vivir sin esperar. Porque sé que te gusta aún menos aceptar. Afrontar la realidad es mucho peor que esperar algo que, aunque no sabes si vendrá, es más bonito. Te da miedo aceptar y esperas. Tus esperanzas llenas de finales felices te llenan más que la realidad en que te encuentras preso.

Sueña. Espera. Acepta. Vive.

El mundo intentará comerte: Fuck off.

Sigo sin entender el movimiento de tus pasos. El contoneo de tus caderas. El bailoteo de tus labios. El juego de azar de tu mirada. Todo tan enigmático como tú. Todo tan sumamente cuidado como tú. Que me encanta observar cómo al beber, una gota de café resbala por el vaso y otra por tu labio. Rápidamente te limpias para que no te vean mancharte. Demasiado lenta para mi vista. Y miras hacia los lados buscando que nadie se haya dado cuenta y sigues hablando tranquilamente. Enciendes un cigarro y coges y sueltas aire aliviando tu mente y estresando a tus pulmones. Vives en un mundo lleno de inquietudes e imperfecciones. El perfecto mundo de los desastres. Y sin embargo mantienes tu matiz más misterioso: tu sonrisa. Sonríes a cada palabra que escuchas, a cada gesto que observas. Sonríes cuando no tienes por qué y la gente se te queda mirando pensando: Qué chica más risueña. Risueña y con sueños. Porque si te miran con malos ojos, gírate y grita: FUCK OFF!

jueves, 30 de diciembre de 2010

¡Un hurra por los Pesidiocres!

Coge aire, inspira. No espires. Suspira. Siente cada ráfaga de aire pasar por tus cavidades nasales. Cada cosquilleo producido por el sigiloso silbido del aire. Piensa en todo lo que has hecho hasta el momento. Tu vida es una mierda: no tienes trabajo, tu novia te acaba de dejar, vives con tus padres y el cabrón de tu hermano sólo piensa en desplumarte más (si cabe). Te lo han quitado todo. No tienes nada. Eres el hombre más triste de la ciudad. Tienes derecho a llorar. Puedes hacerlo a tus anchas. Nadie se encuentra en peor situación que tú. Eres un simple mediocre más en todo el Globo Terráqueo. No mereces mención alguna y nadie te aprecia.

Lo mejor es que el que tienes al lado piensa lo mismo que tú. Que es el hombre más desgraciado del mundo. Y también llora, también se queja. Construyamos un mundo en el que los problemas de uno mismo sean peores que los del de al lado. Que todos lloremos nuestras penas pero ninguno las del otro. Aplauso para los propagadores del pesimismo. Pido que todos ellos sean mencionados en el reino de los mediocres.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Una excusa cualquiera para beber.

Ya pensé hace tiempo en si la solución a mis problemas se encuentra en el fondo de una botella de cristal verde de un tercio de cerveza Heineken. Siempre pensé: Quizá si bebo mucho, no pienso tanto, en las películas les funciona. También en las películas caen de un 3º piso de pie sin lesiones y cruzan túneles en llamas sin sufrir quemaduras. Pero esto último parecía menos posible que lo anterior. Así que una tarde cogí un pack de cerveza, cogí todas tus fotos y empecé a beber mientras las veía. A cada sorbo de cerveza observaba un rasgo nuevo en tu cara, un pliegue nuevo en tu ropa. Miles de fotos veía y miles de fotos quedaban por ver. Y la cerveza empezaba a subirse a la cabeza cuando llevaba cinco. Pero no soltaba las fotos. Seguía viéndolas y no me cansaba. Empezaba a estar borracho y, como puedes imaginar, no había conseguido nada. Pero seguía bebiendo y viendo más fotos. Todo era tan bonito entre cuatro bordes de papel... Cosas mucho más desagradables ocurrieron después todas producidas por el alcohol. Pero seguía sin dejar de pensar en ti. Por favor no intenten esto en sus casas.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Los poetas también piden perdón.

No sé escribir.
Pues escribir es algo más que juntar palabras de forma que queden bonitas.
Ojalá no necesitara más que un bolígrafo y un papel para hablar, para decir.
Y mi organismo supo que no sabía escribir y me dotó de la capacidad de hablar, tan efímera cual estrella fugaz que surca el cielo a toda velocidad pero sin dejar marcas a su paso.
Cada palabra sale y se evapora en el inmenso espacio infinito.
Conforme va existiendo, va muriendo y apenas dura unos minutos en la memoria.
Triste es la historia de las palabras habladas pero más lo es aún de los sentimientos inexpresados por culpa de la ignorancia del poeta.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El corazón se acelera y no con sentimientos.

Mi corazón quiere libertad. Retumba en el pecho, da golpes. Quiere salir del cuerpo en el que lo tengo encerrado. No quiere seguir latiendo donde está. Quiere conocer lo que hay fuera. Se revuelve y empuja las paredes de mi pecho. Sin tomarme las pulsaciones, las siento. Y demasiado. Y yo en cambio tan tranquilo. Cual amo que sabe que su perro, por muchos esfuerzos que realice, nunca podrá escapar. Mi corazón convierte sus penas y ansias de aire fresco en arrebatos de rabia e ira. Ya realizó un intento de levantamiento hace tiempo pero no duró tanto como éste. Parece que no se cansa. Esta vez trae más fuerza.

Se ha parado. De golpe ha parado. Ha vuelto a su ritmo normal sin previo aviso. Maldito corazón egoísta...

sábado, 18 de diciembre de 2010

Desesperación.

Una pared en blanco. Frente a ti. Unos cuantos cubos de pintura en el suelo. Coge una brocha y demuestra tu creatividad pictórica. Nada te sale bien. Todo es una mierda y nada parece lo que realmente es en tu creación. Cansado de no saber pintar metes las manos y brazos en los botes y te lanzas sobre la pared, dejando ver así una serie de trazos extraños y sin sentido que forman algo amorfo. Mezclas la pintura y sigues apoyándote en la pared. Te resbalas y notas la pintura pasar por tu cuerpo. Notas cómo la gota pasa de la yema del dedo, por el antebrazo hasta el codo y de ahí, cae al suelo dejando un punto artístico en el plano horizontal inferior de la sala. No sabes qué hacer y te desesperas. Tiras los botes de pintura contra la pared destrozando y renovando tu dibujo. Se te acaba la pintura pero tienes muchas muchas ganas de seguir pintando. Y no puedes. Y te resignas. Intentas buscar una solución y no puedes. No hay salida de tu habitación decorada por ti y te agobias. La claustrofobia comienza a dominarte y te retuerces en el suelo agonizando tu espera. No puedes hacer nada. Estás atrapado. Mejor será plantarse frente al cuadro y simplemente decir que odias al ser humano.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Ira.

Piensa. Escribe. Piensa. Escribe.
Escribe. Piensa. Escribe. Piensa.
No pienses. Escribe. Escribe. Escribe
No escribas. Piensa. Piensa. Piensa

Seguir escribiendo y agonizar con cada palabra. Sentir que duele cada trazo. No levantar la vista del folio y sentir angustia. Llenarte de ira. De ganas de romper todo. De destruir cada mueble de la habitación. Pegar patadas a la cama. Puños a las paredes. Barrer la mesa llena de mierdas. Descubrir tu escondite en que dejabas tus escritos más profundos. Tirar sobre la cama los folios donde guardabas todos tus sentimientos, los que nunca nadie vio, los que nunca quisiste que vieran, y sobre todos ellos el tintero. Prenderles fuego. Respirar la tinta quemada. Colocarte de sentimientos. Sumar los que tienes con los que escribiste. Caer al suelo intoxicado. Mirar al techo. Verlo tan lejos. Levantar un brazo para tocarlo y sentir no alcanzarlo. Dejar caer tu brazo. Perder las fuerzas. Perder el aliento. Perder la respiración. Perder tu calor. Perder los latidos. Perder la vida. Os presento mi muerte a manos de mi alma.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Vida de párpados caídos.

Escribir en un cuarto sin ventanas que den al exterior de la casa. No ver más que una pared blanca frente a ti. Pero quiero eso. No quiero distraerme con la gente que pasa por la calle y lo que a ellos les pasa en su día a día. No por lo menos ahora. Quiero cerrar los ojos y jugar a intentar dibujarte. Dibujar cada curva de tu cuerpo, cada pliegue de tu ropa, cada facción de tu cara. Que no se me pase por alto el más mínimo detalle. Llegar al punto de creer poder tocarla, poder acercarme a ella y susurrarle algo al oído. Que ella me cuente qué tal le ha ido en el trabajo o lo mucho que odia al señor maleducado del metro de Madrid. Que no nos importe el IBEX 35 o la política que lleva a cabo el gobierno. Que somos jóvenes con ilusiones y proyectos. Sí, es maravilloso vivir con los ojos cerrados. Vivir en tu mundo de ojos cerrados. Soñar en tu mundo ficticio. Concédeme unos segundos más en este país sin tiempo ni espacio físico.
No quiero volver a abrirlos. No quiero darme cuenta de cuál es la auténtica realidad. Una triste, blanca, fría e inerte pared es mi realidad. Sí, una pared.Y lo peor es que desistí hace mucho en el intento de tirarla. A día de hoy, mi cabeza y mi corazón siguen en guerra.

martes, 14 de diciembre de 2010

Carta con remitente.

En un barco cerca de la costa de Normandía
5 de junio de 1944

Querida Rose:

Te echo de menos. Estoy lejos de casa y te siento a mi lado. Escribo estas líneas no sé si como alivio de mi angustia o como despedida. Nos han destinado desembarcar en las playas de Normandía mañana. Intentaremos llegar hasta París y retomar la ciudad y, más tarde, el país. Se lo devolveremos a los franceses. Nosotros sólo les facilitamos la tarea. Pero te extraño tanto... Tengo miedo. Y no de morir en la batalla de mañana. Tengo miedo de no poder ver a mi hijo dar sus primeros pasos, decir sus primeras palabras, escribir sus primeras letras. Rose, si mañana no salgo ileso, por favor, cuida de Jack. Dile que su padre murió luchando por su país, como un hombre valiente. Pero por favor, no le dejes seguir los mismos pasos que él. Que busque su destino en la vida mirando por los demás pero no le dejes ser soldado.
En cuanto a ti Rose, mi Rose. Recuerdo aún lo tímidos que éramos al conocernos. No nos atrevíamos a mirarnos. Míranos ahora. Tenemos un niño que sé que cuidarás como ninguna madre ha cuidado antes a su hijo. Tengo grabado en mi mente el olor de tu perfume. No olvido ni una curva de tu cuerpo.
Os quiero.
Vuestro padre y esposo.

Capitán John Miller

domingo, 12 de diciembre de 2010

Tomarse la justicia por su mano.

Estimado S. Héctor


Lamentamos comunicarle que todos sus sentimientos, incluyendo cualquier retazo y vestigio de ellos, quedan detenidos por escándalo público. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser usado en su contra en una corte de ley. Tiene derecho a solicitar un abogado, si no puede pagar uno, se le asignará uno de oficio. Debido a su incontrolable desmadre, nos vemos obligados a meterlos una temporadita en prisión. Allí se tranquilizarán y reformarán. Le declaro por lo tanto a usted en estado de APATÍA tanto tiempo como sea necesario para que sus sentimientos se serenen. Usted deberá pasarse periódicamente por comisaría para rendir cuenta de su estado. Le avisamos de que el arresto tendrá lugar a las 19.00 del día de hoy.


Sin más que decir, cierro esta carta con un cordial saludo.


Fdo. Su musa.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Recuerdos de un anciano con Alzheimer.

Nunca supe si era un arrepentimiento o un acto de prudencia. Nunca lo supe hasta que te perdí por completo. Ahí comprendí qué debía haber hecho. Pero nada pasa, todo pasó. Pues el presente de ahora no existe, siendo así el pasado más inmediato. Y por no llevar a cabo una simple acción, perdí todo lo que creí que tenía y llevaba construido. Muy bien, ahora date a la bebida, a las drogas y a las mujeres que no se enamoran. Date a todo eso e intenta olvidar lo que con más fuerza recuerdas a cada trago de tequila que das. Leyendas urbanas aquellas de beber para olvidar. La melancolía te presiona y las fuerzas te faltan. Coges un papel y un boli y no escribes porque hasta para eso estás débil. Tu neurona la dejaste en nosedónde y perdiste todo lo que encauzaste. Y ahora llora. Llora por todo lo que no hiciste, mañana te levantarás arrepentido.

Fdo. Un poeta enamorado en Suecia.

jueves, 9 de diciembre de 2010

A lo lejos, pero brilla.

¿Qué más da Madrid mientras brillen las estrellas? Levanta la cabeza. Mira al cielo. Observa su belleza. Son pequeñas y no tienen nada que hacer contra la Luna o el Sol, y sin embargo no quiero un Sol, no quiero una Luna, no quiero una nube. Quiero las estrellas. No quiero ver Madrid y sus baretos. No quiero ver la enfermedad de la ciudad. Quiero poder alzar la vista y encontrar un bosque de puntos blancos en el cielo oscuro, negro. Quiero poder mirar y decir: Me gustan. Quiero vivir pensando en la lucidez de los astros. Quiero vivir pensando en tu luz. En tu capacidad para iluminar. Como si una estrella fueras, así iluminas mi camino y mi cielo. No quiero que sea la Luna la que lo haga, ni siquiera el Sol. Tú, estrella mía. Quiero que tú me ilumines para que no me caiga, que no tropiece. Y si caigo, que estés ahí para decirme dónde apoyarme y levantarme. Y si tropiezo, poder poner rápidamente el pie y no caer. Si brillas de más, te daré las gracias. Si brillas de menos, te echaré en falta. Hazlo como quieras, pero nunca dejes de brillar.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Recaída pesimista.

Un escalofrío. Se te cae un bloque de hormigón en el cuerpo. Noches de insomnio.
Tus pulmones están contraídos, y no puedes llenarlos de aire completamente cada vez que respiras. Coges un poquito de aire, y lo echas, lo justo para sobrevivir pero no para respirar. Cuando intentas llenarlos del todo, tiemblas. Tu cuerpo ya recibió un golpe (no físico) y, creyendo estar preparado, no lo estaba. Creías que en tu camino no encontrarías piedras que no pudieras rodear. Creías que lo más que te podría pasar era alejarte. Y sin embargo, todo te estaba avisando. Todo te decía: No sigas ese camino. Y lo coges. Coges ese camino y haces caso omiso a todo lo que te avisaba. Muy bien, te comportas como un crío, que lo único que quieres es que todo te salga sin esfuerzo, que te lo den todo hecho. Pero cuando te das cuenta de que eso no es así, es demasiado tarde para andar rectificando. La cagaste. Prepárate para las consecuencias porque no ha hecho más que empezar todo.
No intentes coger aire, es inútil. No intentes saltar la piedra, te caerás. No te quedes tampoco parado, terminarás helándote. Terminarás odiándote, maldiciéndote. A ti y a tu pesimismo que ha vuelto. Lo dejaste a un lado y hoy ha vuelto. Tu adicción a lo negativo se había ido. Tus días constantes de pena no existían. La gente tenía otra cara por la mañana. Todo eso hasta hoy. Hoy, yo, he recaído.