"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 26 de julio de 2013

Si las palabras pudieran quejarse...

Si las palabras pudieran quejarse...

Algunas seguramente intentarían suicidarse por malformaciones atroces. Otras se darían al alcohol al verse tan pasajeras, hasta el punto de perder el propio sentido de su existencia. Las habría que, por trastornos fuertes de personalidad, acabarían internadas en un centro psiquiátrico.
Pero sin duda las más perjudicadas son las que más fueron usadas. Prostituyen su ser para transmitir, comunicar, emocionar. Pero en cuanto acaba su uso son olvidadas, como si nunca hubieran existido. Son esas palabras que aguardan noches enteras en las esquinas, esperando a que cualquiera las coja, las use y las deje tiradas al borde de cualquier renglón. Cada vez más rotas por dentro y por fuera. Y se crean así muros altísimos de piedra fría no para no ser dañadas, sino para aguantar unos días o semanas más.

Si las palabras pudieran quejarse...

domingo, 14 de julio de 2013

¡Que empiece la jodida fiesta!

Cuando quiso darse cuenta, Jason estaba otra vez en ese garito, sobrio y cansado. La música le reventaba los oídos con sus graves intermitentes y machacones que hacían mover los culos de las chicas de la sala. A veces aparecía alguno de esos traseros enormes y le empujaba por intentar llegar a los baños, al fondo del local. Otras simplemente un conocido demasiado borracho se apoya en su hombro y le grita algo en un idioma que podría pasar fácilmente por lengua muerta. El sector masculino había que suponerlo, pues era totalmente comprensible que se pusiera en duda la sexualidad de la mayoría de sujetos. Todos con camisetas demasiado pequeñas y caras de buscar golpear a alguien siempre en manada. Pero mientras esperaban y acechaban, bebían ingentes cantidades de alcohol para provocar la situación si no se daba por sí sola. No obstante, Jason se daba cuenta de que los días en los que estas manadas de parásitos sociales no buscaban hacer ver a todo el mundo que a pesar de su aspecto intentan ser bastante heterosexuales, se lanzaban a "conquistar" chicas de quince años, maquilladas como si tuvieran veinte y bastante menos maduras que niñas de ocho, aunque normalmente este era el blanco de cuarentones solteros sin muchas pretensiones en la vida.
Jason estaba rodeado por todas partes. Hacía calor y la gente no paraba de empujar. Las luces estroboscópicas le provocaban dolor de cabeza y aumentaba su agresividad, como una bestia intimidada con lanzas y palos. Se daba cuenta de todo e intentaba contener sus impulsos hasta que su paciencia se agotó. Lanzó la botella de cristal del refresco contra alguien al que no le harían mucha falta las neuronas. Y de repente, un grupo de cinco como él se acercaron rápidamente y acorralaron a Jason. ¡Que empiece la jodida fiesta!

miércoles, 3 de julio de 2013

Punto final.

No había acabado de tomarse el café cuando dos policías llamaron a la puerta de Tony. En cuanto los vio por la mirilla, corrió a la planta de arriba, se puso unos pantalones y salió por la ventana de su habitación. Los policías golpeaban con fuerza la puerta y amenazaban con tirarla abajo si no abría, hasta el momento en que oyeron ruidos en la parte trasera de la casa. La rodearon y llegaron al jardín, donde vieron a Tony intentando escapar por la valla que separaba su casa de la del señor Charles. Sacó su pistola y se oyeron un par de disparos en el vecindario.

¿Por qué te metiste en esto, Tony? No necesitabas dinero y no eres un adicto a las drogas. Ni si quiera te gustan. ¿Qué pretendías? Mírate ahora, tumbado boca abajo en el suelo, vestido con un triste pantalón y dos heridas de bala en el pecho por apuntarles con una pistola de juguete. ¿Creías que se asustarían? Buen intento. Los titulares hablarán de la muerte de un joven camello que intentó huir de la policía armado. Otro más. Otro de los muchos que mueren a lo largo de un año. Créeme que no te he escrito este final ni mucho menos intencionadamente. No soy el culpable de tu muerte. De hecho, de no ser por mí, habría acabado la historia mucho antes. Tú vives, yo narro. Tú mueres, yo narro, me levanto, apago la luz y cierro la puerta.

martes, 2 de julio de 2013

Escudos.

Cuando despertó se encontraba en una burbuja de cristal. Todas las personas a las que conocía estaban al otro lado, mirándole fijamente, esperando a que actuara. Había amigos. Había enemigos. Había "amigos". Pero todos parecían estar embelesados. El chaval agitaba sus brazos para intentar obtener respuestas aunque todo fue en vano. Así que se preparó y comenzó a golpear la paredes curvas de cristal reiteradamente. Cogía carrerilla y descargaba toda su fuerza. A los veinte golpes empezaba a resquebrajarse. Parecía que podría salir y preguntar por qué se encontraba allí y qué les parecía tan interesante. Pero cuando el cristal cedió, un cuchillo apareció de la nada para cortar la mano del joven. Una voz de ultratumba llegó hasta los oídos del chaval: "mantente ahí, quieto. No intentes nada raro." El cristal se regeneró por completo. Las horas que le llevó conseguir romperlo se difuminaron en el aire. Así que decidió sentarse en medio de la burbuja, apoyar la cabeza sobre sus rodillas y esperar.