"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

miércoles, 27 de abril de 2011

Memorias de un poeta.

Quizás deba olvidar cualquier memoria persistente en mi retina neuronal. ¿Quién sabe? Ella seguramente ya lo ha hecho y yo, en cambio, no paro de reproducir en mi pantalla cerebral una y otra vez la misma secuencia cinematográfica. No lo sé. Quizás sea necesario algo de alcohol. Quizás, no lo sé. A lo mejor simplemente tengo que pasar por delante y ni si quiera saludarla para así dañarme con fuertes puñaladas de silencio. Es posible, no lo sé. Pero y si... No, estoy seguro de que no. Es imposible pensar otra cosa que no sea ésta. Estaría loco si lo pensara. Pero, es tan incómodo tener que pensarlo... Y los paseos ya no serán los mismos sin recuerdos. Y los pájaros quizás comiencen a cantar canciones elegíacas. Quizás los árboles dejen de llorar por no quedarles más lágrimas. Las nubes llorarán y empaparán mi chaqueta con grandes goterones que no serán salados como tus lágrimas. Los parques quedarán vacíos y los colegios, llenos de ancianos. Sí, todo se ha trastocado desde tu ausencia. No obstante, siempre me mantiene en vilo un Quizás...

martes, 12 de abril de 2011

A la segunda va la vencida. A la tercera, la derrotada.

Esta mañana he despertado con una botella de vodka en la mesilla, olor a tabaco y fuerte dolor de cabeza. Algunas ideas inconexas rondan por mi mente buscando su neurona transmisora quizá perdida la noche anterior con el alcohol. En la cocina cojo un bol de cereales, leche y una cuchara para comérmelos en gayumbos mientras veo un aburridísimo partido de rugby. Mi perro me observa como si fuera un desconocido, en silencio y sin moverse. Oía un fuerte BUM-BUM-BUM.

-¿Qué pasa Icarus? ¿Tanto me afectó la noche de ayer?

Comenzó a ladrarme como loco así que me observé y pude ver una gran mancha de sangre en mi pecho. No tenía ninguna herida pero no paraba de salir sangre. Corrí a por algo con que taparme pero me empezaron a faltar las fuerzas y a nublárseme la vista. Caí al suelo sin fuerzas y sabía que había llegado mi fin. Pensé de dónde podría salir la sangre pero no encontraba explicación hasta que descubrí que era el corazón el que latía tan fuerte que se me salía del pecho. Demasiadas emociones fuertes la noche anterior me dejaron tocado. Buscaré una manera de que no vuelva a pasar por tercera vez.

domingo, 10 de abril de 2011

Abismos.

Aún recuerdo cómo pisaba con fuerza con sus tacones altos rojos sobre mis blancos antebrazos y dejaba amoratada mi piel con cada traqueteo. Cuando llegaba al final, daba la vuelta y continuaba caminando. Pero además de eso, cuando pensaba que no podía sentir más, apareció en mi otro antebrazo otra mujer, con los mismos tacones altos rojos paseándose por mi nacarada carne y creando círculos violetas como signos de agolpamiento de la sangre.

Y así estaba, crucificado por dos mujeres y sus preciosos tacones cuando recordaba, para olvidar el dolor, los largos paseos en bicicleta, el olor a salitre, el viento de otoño, las horas muertas en cualquier parque y los eternos domingos de descanso.

***

-Vamos, cariño, vuelve a la cama. Aún no tienes que irte.- Me decía con una dulce voz aquella chica rubia.
-No, no tengo que irme, la que se tiene que ir eres tú. ¡Coge tu sucio dinero y lárgate a enamorarte esta noche de otro hombre como haces a diario!
-Pero...
-¡He dicho que te largues!

Ella no sabía cómo reaccionar así que la agarré del brazo, la saqué de la cama y la fui empujando por el pasillo. Cogía la ropa como buenamente podía mientras yo, dominado por un odio terrible hacia ella, le gritaba y la empujaba hasta que, abrí la puerta y la eché de mi casa, para siempre.