"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 25 de octubre de 2013

La gran ciudad.

Era de noche y el niño se encontraba perdido en la gran ciudad. Calles enormes y mucha gente extraña. No sabía cómo había llegado hasta allí. Corría de un lado a otro intentando llegar a algún sitio reconocible pero era inútil. Parecía que, de repente, había sido teletransportado a otra parte en el mundo. Comenzó a llover y no tenía con qué taparse, así que se apresuró a llegar a un pequeño saliente en la pared para refugiarse. Tenía frío y la gente iba y venía sin importarle lo más mínimo lo que sucedía a su alrededor. El niño esperó y esperó pero no dejaba de diluviar y poco a poco la noche se tragaba a todas las personas de las calles hasta que quedó él solo, en silencio, sin tener donde ir. Quizá aunque lo hubiera tenido, no habría sabido llegar, pero al menos le habría consolado un resquicio de esperanza. Así que se acurrucó en una pequeña esquina pensando que igual no había sido una buena idea huir de los golpes del tío Jimmy. A fin de cuenta, había cambiado esos golpes por los de la vida.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Morir, a veces.

Ya era de madrugada cuando llegó a casa, cansada de tanto vivir. Tenía 25 años pero por ella parecían haber pasado 40. Sentía en su espalda la indivisible carga del sentir. Sentirse morir pero seguir viviendo. El proceso inverso al de las pesadillas y el despertar. Apenas veía el cielo si no era como una enorme cúpula negra que cada noche la mordía y golpeaba. El aire le faltaba pero, involuntariamente, lo encontraba constantemente. Se jugaba la vida pero nunca la perdía. Y esperaba que alguien la despertara y le dijera: tranquila, a partir de ahora todo irá a mejor. Pero eso nunca sucedía y los latidos golpeaban tan fuerte su pecho que llegaban a dolerle. De su boca volaban suspiros de melancolía. Dormía de la mano del abismo de la incertidumbre, del no saber si seguir o pararse. Sus ojos no lloraban. Ni siquiera había luz en ellos con los que provocar un eclipse.

Quizá algún día no despierte. O quizá siga despertando para siempre.