"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 31 de octubre de 2014

Jason y Rose.

- Jason, deberías afeitarte esa barba.

Dijo Rose desde la cama, desnuda y medio arropada. Dejando asomar una sonrisa tras las sábanas.

- Sabes que tengo cosas más importantes de las que ocuparme ahora mismo.

Jason seguía limpiando cada pieza desmontada de su calibre 38. Había sido una noche complicada. La banda de Johnson le había atacado cuando iba camino del Blue Nights y vaciar el cargador en aquellos cuatro matones no era el plan perfecto tras un atraco en la calle 56 un par de horas antes.

- Te tomas todo esto demasiado a pecho.

Rose se levantó de la cama y lo abrazó por la espalda. El cigarrillo de Jason estaba a punto de consumirse.

- Mi deber no es tomar decisiones sino actuar de acuerdo con unas órdenes.
- Los soldados y policías también lo hacen y siempre has dicho que los odias.
- Ya sabes que no es lo mismo. Además ¿a qué viene toda esta conversación? Nos conocemos desde hace años y sabes bien cómo funciono.
- Quizás es hora de cambiar el rumbo de las cosas.

Jason dejó de limpiar el arma y apoyó el cigarrillo en el borde del cenicero.

- Márchate. No me acuesto contigo para tener al día siguiente una terapia sobre lo que está bien y lo que está mal. Coge el dinero y vete.
- Perdona, Jason. No quería ofenderte.
- ¡Márchate!

Rose terminó de vestirse a medias y antes de cerrar la puerta se giró:

- Prométeme que me llamarás. Eso significará que sigues vivo.
- ¡Vete!

Jason terminó de montar su arma, la cargó y se la guardó en el pantalón. Rose cerró la puerta al mismo tiempo que Jason se abrochaba la camisa. En ese momento aún no era consciente de que serían sus últimos momentos antes de acabar desangrado en un callejón de la avenida 44 con Lexington.