"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

miércoles, 13 de febrero de 2013

El viejo George.

El viejo George apagó la televisión y fue hasta el dormitorio con intención de acostarse. Se puso el pijama y se tumbó en la cama. Estaba cansado pero no paraba de dar vueltas. El insomnio atacaba con fuerza.

-Cariño, ¿estás despierta? Es que hoy no sé qué me pasa que no puedo dormir. No hago más que preocuparme por el niño. Bueno, aunque ya no es un niño, pero hace unos días que no llama. Supongo que será porque está bien pero ni siquiera se ha pasado por aquí. Imagino que estará muy ocupado esta semana. Por cierto, Fred me ha invitado mañana a comer, dice que tiene cosas que contarme, que tiene buenas noticias. Espero que no te importe que vaya. Así aprovecho y hago unas compras para arreglar tu estantería donde guardas todos tus libros. Ya verás, tengo pensado cambiar las maderas y pintarla de un color pastel. Quedará elegante pero a la vez sencillo. Te gustará. Bueno, no sé si estás despierta pero ya me callo para que puedas descansar. Buenas noches, Anna.

El viejo George le da un beso a la foto de su esposa que tiene en la mesilla y se gira hacia el lado frío de la enorme cama de matrimonio.

sábado, 9 de febrero de 2013

Diario de un hombre muerto.

Cuando lo que anhelas está tan alto que al mirar hacia arriba pierdes el equilibrio. Y alzas la mano, de puntillas, para intentar alcanzarlo, a pesar de que ni midiendo tres metros es posible. Te resignas y miras a tu alrededor, en busca de alguien que pueda cogerte en brazos. No hay nadie ni nada. Todo está vacío. Y pasa un día y otro, y la explanada sigue lisa, llana, hueca.

Después de tantos meses, te pones en pie y decides echar a caminar. Caminas y caminas, a pesar de saber que no encontrarás nada. Que aunque estés diez días y diez noches en marcha sin parar, el paisaje será el mismo y no habrá nadie a quien quejarte cuando te duelan los pies. Y debes seguir caminando solo, por mucho que lo odies. Debes seguir haciéndolo porque no se te adormezcan las piernas.

Caes definitivamente, rendido, después de tantos años. Tu hora ha llegado y sabes que no podrás dar ni un paso más. Así que te paras a pensar en todo lo que has vivido. Una lágrima resbala por tu mejilla al darte cuenta de que no has encontrado nada en tus recuerdos. No has encontrado a nadie entre tus pensamientos. Sólo has recorrido un largo camino hasta tu fin. Solo has recorrido el largo camino hasta tu fin.