"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Madrid.

Me perdí por Madrid entre cervezas, cafés y algún que otro vaso de ron. Y no dejé de caminar apoyando la mirada en cada esquina, en cada edificio, en cada rostro en el que buscaba lo que nunca supe manejar. Y tras cada trago a una rubia, las mentes se abrían. Nos dejamos lo de dentro en una esquina de bar entre acordes de rock&roll. No picaba la resaca porque el sol estaba tímido y Chaouen como una letanía retumbando en la memoria:

¿Cómo se miden las mañanas moribundas?
¿Con cuánto se inunda un oasis de preguntas?.

Y así se fue Madrid. Y así regreso a casa.

viernes, 31 de octubre de 2014

Jason y Rose.

- Jason, deberías afeitarte esa barba.

Dijo Rose desde la cama, desnuda y medio arropada. Dejando asomar una sonrisa tras las sábanas.

- Sabes que tengo cosas más importantes de las que ocuparme ahora mismo.

Jason seguía limpiando cada pieza desmontada de su calibre 38. Había sido una noche complicada. La banda de Johnson le había atacado cuando iba camino del Blue Nights y vaciar el cargador en aquellos cuatro matones no era el plan perfecto tras un atraco en la calle 56 un par de horas antes.

- Te tomas todo esto demasiado a pecho.

Rose se levantó de la cama y lo abrazó por la espalda. El cigarrillo de Jason estaba a punto de consumirse.

- Mi deber no es tomar decisiones sino actuar de acuerdo con unas órdenes.
- Los soldados y policías también lo hacen y siempre has dicho que los odias.
- Ya sabes que no es lo mismo. Además ¿a qué viene toda esta conversación? Nos conocemos desde hace años y sabes bien cómo funciono.
- Quizás es hora de cambiar el rumbo de las cosas.

Jason dejó de limpiar el arma y apoyó el cigarrillo en el borde del cenicero.

- Márchate. No me acuesto contigo para tener al día siguiente una terapia sobre lo que está bien y lo que está mal. Coge el dinero y vete.
- Perdona, Jason. No quería ofenderte.
- ¡Márchate!

Rose terminó de vestirse a medias y antes de cerrar la puerta se giró:

- Prométeme que me llamarás. Eso significará que sigues vivo.
- ¡Vete!

Jason terminó de montar su arma, la cargó y se la guardó en el pantalón. Rose cerró la puerta al mismo tiempo que Jason se abrochaba la camisa. En ese momento aún no era consciente de que serían sus últimos momentos antes de acabar desangrado en un callejón de la avenida 44 con Lexington.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Apunta siempre a la cabeza.

Le quedaban unos minutos de vida antes de acabar desangrado sobre la moqueta. A pesar de estar ahogándose con su propia sangre, Jason solo pensaba en que al menos, el hijo de puta que tenía al lado había aguantado menos tiempo vivo que él. Falló no dando un tiro mortal, menudo error de novato.

Recuerda, hijo, apunta siempre a la cabeza.

No, ese consejo no le había salvado la vida pero al menos aquel cabrón ya no golpearía más a Jane. Así que encendió un cigarrillo y su vida se escapó junto con el humo de su última calada.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Adicciones.

Jason tenía ganas de perderse, emborracharse con un ron dulce y amanecer en cualquier calle. Quería dejar de pensar en lo mismo de todas las noches y esperaba que el mismo ron le calmara el pensamiento. Pero olvidaba que en cada trago volvía y se presentaba como un espíritu de aromas y tacto caliente. Quizá el problema estaba en su adicción a lo volátil e inexistente.

martes, 9 de septiembre de 2014

Hoy lo he recordado todo.

Corrimos hacia la playa porque era tarde y se nos escapaba el sol.
Y con sus colores amarillos y naranjas fue un atardecer prohibido.
Que si se me escapa un guiño me lo recojas sin pedir nada
y el silencio más cómplice nos abraza.

Patadas a rocas y un sol abrasador me asfixia cada mañana
pero me sobran ganas de matarme en su hoguera.
Nudillos rotos contra contadores que marcan cada segundo,
y sus manecillas retumbaban en mi cabeza sin escrúpulos.

Como un cuento al que le falta un final, que queda incierto
y que deja el alma preparada para una inminente catarsis que no llega.
Como unas olas que cogen fuerza pero no llegan a la orilla
y quedan como agua muerta en mitad de la nada.

Pero aquí no hay mar, ni gaviotas, ni rocas que patear.
No hay barcos a los que escaparse ni puertos donde dormir.
Me quedo en aeropuertos muertos donde el tiempo no avanza
y el suelo está sucio y frío.

Hoy lo he recordado todo.

El abandono.

Jason golpeó la mesa al grito de: ¡Dios no existe!
Y acto seguido lloró desconsoladamente por todos esos años de abandono.
- Y si Dios existe, que no golpee con demasiada fuerza o que esté preparado para una respuesta inminente.

sábado, 5 de julio de 2014

Cuando vives sin estar de paso.

No sabía qué era lo que tenía
ni todo lo que podía perder.

Cuando vives asentado
y permaneces en un sitio fijo
y perteneces a un lugar concreto.

Cuando ya no vives de aeropuertos
y estaciones cansadas.
Cuando vives donde todo el mundo está dormido.

Cuando vives cual hombre
sin filósofo, sin luz que ilumine,
el camino por la caverna de Platón.

Cuando vives en peligro constante
de no saber salir,
flotando en el  hastío de una vida que se va.

Cuando vives rodeado de martillos astillados
con las manos doloridas y ensangrentadas
y con una pértiga para saltar los muros.

No sabía qué era lo que tenía
ni todo lo que podía perder.

jueves, 26 de junio de 2014

Nunca fui de clavar pupilas.

Nunca fui de clavar pupilas, lo confieso.
Siempre me mantengo al margen
y observo desde el humo denso de mi cigarrillo.

Nunca fui de clavar pupilas, lo confieso.
Pero cuando alguien me clava las suyas
mi cuerpo tiembla como un niño asustado.

Nunca fui de clavar pupilas, lo confieso.
Y es que quizás puedas verme como soy
si me miras fijamente a los ojos.

Nunca fui de clavar pupilas, lo confieso.
A no ser que un piano hable por mí.
Pero entonces no seré yo, sino música.

Nunca fui de clavar pupilas, lo confieso.
¿Quién sabe?
Quizá te conviertas en la sutil excepción.

martes, 17 de junio de 2014

Quémame y quémate.

Quémame como quema un café a las 7 de la mañana: en pequeñas pero intensas dosis. Un dedo, un sorbo y con él, un despertar.
Quémame como se quema el rastrojo: con violentos abrazos de fuego y caricias desbocadas.
Quémame como quema un cigarrillo. Y en tus labios dejar mi nicotina para hacerte adicta y me transformes en humo en cada calada.
Quémame y quémate si eso supone que no nos apaguemos. Y si lo hacemos, aún nos quedará decir que nuestro sacrificio no fue en vano. Que si ardí fue por mi causa y que si ardiste me convertí en la tuya.
Quémame y quémate. Y que mañana nos lleve el viento cuando no seamos más que cenizas.

lunes, 16 de junio de 2014

Pequeños apuntes de diario.

Llegué como zorro desorientado en mitad de la noche, perdido en la inmensidad del bosque. Y cuando se me acogió, aparecí con miedo. Miedo de haber sido herido por el tiempo y temeroso del calor de la hoguera. Yo mismo me adentré en la maleza y me vi sin fuerzas tras meses de hambruna por no ser hábil a la hora de cazar, por no saber ser ni estar.
Pero no olvidaré ni un solo segundo de aquellos momentos y lugares con vosotros. Dublín y Edimburgo son ahora mismo lo que son por lo que sois. Os recordaré en cada vuelo, en cada risa y en cada imitación. En cada Guinness, en cada lluvia, en cada viaje de autobús. En cada banco, en cada vino y en cada mundo de trenes sin dirección. En cada anécdota, en cada juego, en cada simpático acento del sur. En cada idioma y en cada fiesta. Y en todas y cada una de las veces que visite Londres.
Y cada uno ha vuelto a casa y ha dejado atrás el enorme bosque. Pero solo sus árboles y yo podremos contar en un futuro que la magia existe y la manada me hizo grande. La manada me salvó de mí mismo.

Como dijo Vera Lynn:
We'll meet again
don't know where
don't know when.
But I know we'll meet again
some sunny day.
Keep smiling through
just like you always do.

domingo, 25 de mayo de 2014

El noviazgo de los gigantes.

Ósculos oscuros que el cielo deja caer sobre el mar.
Nubes profundas y cerradas que hacen parecer a las colinas agradables tálamos verdes.
Y sin embargo al mundo parece disgustarle el matrimonio furtivo entre los colosos.
Así que manda a su pequeño trotamundos a enfrentarlos,
a derrotarlos y mantener distancias.
Y desenvainando su espada donde se reflejan los tímidos rayos de sol,
abrió el cielo,
sucumbió el mar,
acabando así con el eterno y prohibido noviazgo adolescente de los gigantes.

lunes, 19 de mayo de 2014

Perdóname por lo que escribo.

Perdona si lo que escribo siempre muere en mi boca rota. Porque mis muros se cierran y, alzando el rostro, mi aliento expira. Pero me quedé sin balas del calibre de mi revólver que vuelve revuelto entre tus sábanas. Cada verso incrustado en la pared y cada silencio en la recámara. Y el óxido de mis palabras manchando el cielo.

Perdona si soy el humo en cada cigarrillo y me esfumo en cuestión de segundos contaminando el aire que respiras. Pero es que no sé salir de este compás sincopado.

lunes, 5 de mayo de 2014

Suerte de ser su hermano.

En dos días hizo pleno.
Los he marcado en mi memoria.

Tan pronto me recordaba mi fragilidad en la noche cuando era un niño
como me emocionaba sintiendo el dolor de una viuda de guerra a través de sus palabras.
Tan pequeña y a la vez tan mayor.
Estos recuerdos los guardo junto a sus despertares matutinos
con cuatro pelos de punta y un bailoteo gracioso desde la cuna.

Pero al día siguiente también me hizo viajar en el tiempo.
Me acordé de la pequeña muñeca de lazos azules y la vi transformarse:
la vi bailar como una ninfa de Ceres y brillar como una estrella;
la vi bailar como una ninfa de Plutón y atraparte en el Inframundo.

En dos días hizo pleno.
Lo he marcado en mi memoria.

Y tengo suerte:
suerte de ser su hermano.

lunes, 28 de abril de 2014

Tres horas.

- Tres horas. Tienes tres horas para alcanzarlo - dijo Cronos reclinado sobre el perezoso infinito.
- ¿No se supone que debería ser él quien me atrape? - dije confundido.
- Aquí también hay excepciones.
- Pero dicen que Morfeo te abraza cuando menos te lo esperas, lento y sigiloso, y te induce a un dulce coma.

Cronos me miró fijamente a los ojos.

- Corre, muchacho. Corre antes de que sea imposible atraparlo.

domingo, 27 de abril de 2014

Y mi piel ardía.

Se muere el mundo
y yo sigo aquí sentado.
Gira sobre el todo y la nada
mientras aplaco mi hambre con agua.

Y detrás del humo apareció un rostro
que me asustó por su tremenda expresividad.
Estaba horrorizado
y yo también tenía algo de miedo.

Los vendavales se desvanecieron
y esa expresión se acercaba hasta tocarme
con unos labios fríos
y el pelo desgreñado.

Y mi piel ardía
como el fuego que quiere mantener con vida al náufrago,
como los otoños secos,
como un día sin voz.

Porque no hay nada más triste que una playa sin mar,
que un muro sin pintar,
que unas notas al filo de la boquilla
o que la vida muerta de pena.

viernes, 25 de abril de 2014

And don't you come back no more!

Don't you come back no more!

- ¿Has oído eso?
- ¿A qué te refieres?
- La letra de la canción. Es perfecta.
- ¿Perfecta para qué?
- Para esto, lo que somos, lo que vivimos. Hace tiempo decidimos hacer las maletas e irnos tan lejos como pudiéramos. Y míranos ahora. Somos felices fuera y nadie nos echa de menos.
- Habla por ti.
- ¿Acaso tú no eres feliz?
- Si fuera feliz, ahora mismo no estaría aquí, sentado en esta mesa, bebiendo ron y hablando conmigo mismo. Sé que vuelves cada vez que me emborracho y sé que te marcharás mañana por la mañana.

And don't you come back no more!
And don't you come back no more!
And don't you come back no more!

- Y da igual lo que yo quiera porque siempre, siempre volverás.

viernes, 11 de abril de 2014

Lo reconozco: soy un asesino.

Lo reconozco: soy un asesino.

Me considero culpable de perder los estribos cuando el mundo me comía. Cazar o ser cazado, ya sabes. En este caso decidí matar. No lo hice por placer, no te equivoques. Que sea un asesino no significa que sea un psicópata. No me gusta matar. Creo. Pero no tenía otra opción. Había frases del estilo "persigue tus sueños" en cada rincón de la habitación y tuve que asesinarlo. No me parece justo que alguien venda falacias y esperanzas vanas. Un perfecto impostor. Un estafador ilusionista. Lo peor de este asunto es que al asesinarlo, sus defensores me lanzaron piedras e intentaron golpearme hasta la muerte. Pero estoy tranquilo. Sé que los he liberado. Soy ese héroe que nadie nunca reconocerá pero que todos aprecian. No espero que me den las gracias. Tampoco las quiero. Yo me conformo con haber asesinado todo aquello nocivo.

Lo reconozco: soy un psicópata.

miércoles, 9 de abril de 2014

Márchense.

A veces pierdes el mundo por cerrar la mano. ¿Pero quién se atreve a mantener lo que es suyo en la palma de la mano, a la vista de todos? Un simple golpe tiraría todo al suelo, lo rompería y destrozaría en cuestión de medio segundo. Un imperio reducido a cenizas por un simple arrebato de valentía temeraria. Muchos hablarán de egoísmo pero son los mismos que atan a sus amantes con rígidas correas de desconfianza. Dirán que no me muestro todos aquellos que esconden las manos tras manchárselas de sangre inocente. Quizás intenten golpearme sin darse cuenta de que todo lo que tengo está en mi puño que descargaré directamente sobre sus caras.

Márchense y no vuelvan hasta que no haya acabado mi whiskey.

martes, 8 de abril de 2014

Cadenas perpetuas.

Mi sentencia: cadenas perpetuas.
Un brazo en cada columna y el pecho abierto
de par en par en pleno invierno.
Como dejarse llevar por una droga
que inunda cada hueco cuando menos te lo esperas.
Y que el azul de unos ojos se vuelva gris,
quizá brillen menos y pierdan luz.
Y como un niño cansado de correr
arrastra su peluche de vuelta a casa,
así arrastro la vida,
así me arrastra la vida.
De vez en cuando corro,
levanto un tanto el vuelo
y los aviones se me cruzan
para golpearme contra el suelo
lo suficiente para recordarme
mi sentencia: cadenas perpetuas.

lunes, 7 de abril de 2014

Cuando vives de paso.

No sé qué es lo que tengo
ni todo lo que perdí.

Cuando vives de paso
y no permaneces en ningún lado
y no perteneces a ningún lado.

Cuando vives de aeropuertos
y estaciones grises
donde nadie duerme.

Cuando vives cual Ulises
sin Ítaca, Penélope ni Argos
al final del viaje.

Cuando vives sin saber cuánto ha pasado
y el mundo te absorbe en su enormidad
a la vez tan real y relativa.

Cuando vives sin estar en peligro,
sin estar a salvo,
flotando en lo infinito del frío de los muros.

Cuando vives rodeado de martillos rotos
con las manos ensangrentadas
y los bloques sin rasguños.

No sé qué es lo que tengo
ni todo lo que perdí.

domingo, 16 de marzo de 2014

Pólvora en el pecho.

Lo difícil de vivir es no morir un poco cada día. Y si he de morir que sea entre tus piernas. Si me han de matar que sea en silencio. Mujer anónima y alma perdida que salió un día del pecho en busca de una aventura. No me juzgues por salir detrás buscándote con un espectrómetro de almas al que llamo lápiz y que aún no entiendo bien cómo funciona. Así que lo siento si me pierdo y no encuentro el camino de vuelta. Tendré que parar a ratos para deslizarme por tus vestidos y con el impulso coger aire, condensarlo y calarme hasta los huesos. Es curioso cómo mi cuerpo huele a pólvora en estos últimos minutos de agonía, con cinco balas en el pecho y un cigarrillo en los labios.

Frente a frente.

Ronda la medianoche a todas horas en todos sitios. Y yo mismo me encuentro, frente a frente. Me golpeo en el estómago, la cara y en el suelo me lanzo patadas. No me dejo ni un segundo de respiro. Pero no grito, no me quejo. Me hago una bola e intento parar los golpes. O al menos su intensidad. Duele y sangro. Pero cuando me canso de golpearme, me levanto, acabado, y pido otra copa.

jueves, 13 de marzo de 2014

Una carga que llevarás siempre.

- Tengo cinco balas, un revólver y tres capullos a los que matar. Algunos pensarán que es fácil disparar, que están acostumbrados a verlo en las películas pero cuando tienes que hacerlo en la realidad... Entonces es cuando te das cuenta de lo poco preparado que estás. Justo antes de apretar el gatillo piensas que esa persona dejará de existir para siempre, que estás segando su alma e igual tiene una familia a la que estarás destrozando por mover tu dedo unos centímetros. Piensas en la sangre que se derramará y en su agonía en caso de no dar bien. Nadie está preparado para matar a un ser humano. Y el que diga que sí, miente. Y no se trata de matar a una docena para ver si te acostumbras. Nadie se acostumbra a matar a un ser humano. Como mucho puedes hacer como que no te importa pero todas las noches volverán cada uno de los que asesinaste a atormentarte. Es un carga que llevarás siempre, siempre.

Jason miró fijamente a los tres drogadictos y sonrió.

- Pero siento deciros que os habéis topado con el cabrón equivocado.

Tres disparos retumbaron en el sótano del Blue Nights aquella noche de febrero.

viernes, 7 de marzo de 2014

Let The Music Play.

Recuerdo que de pequeño quise ser pintor artístico. Sinceramente no sé de dónde me vino la idea pero estaba totalmente equivocado y mis aptitudes no tardaron en demostrármelo. En realidad esa idea solo la tuve hasta llegar a comprender el trabajo de mi padre: delineante. Mis amigos en el colegio no sabían qué era y a mí me hacía ilusión llegar a ser algo poco conocido entre la gente. Pero sobre todo tenía claro que si tenía que aprender ese oficio, mi padre sería el mejor profesor.
Con los años me di cuenta de que no tenía las cualidades apropiadas para llegar a ser lo mismo que mi padre. Pero jamás olvidaré esas clases magistrales de dibujo técnico. Nunca olvidaré aquella primera lección: cogió un folio en blanco y dibujó un punto en el centro de la hoja:
- ¿Qué ves ahí?
- Un punto - respondí.
- ¿Y qué más?
- Nada más, papá. Es un punto sobre una hoja en blanco.
- Si miras bien, te darás cuenta de que además de un punto es una perspectiva cónica.
Y de cada uno de los cuatro extremos del folio dibujó una línea hasta el centro. Efectivamente, era una perspectiva cónica y había estado ahí desde el momento en que mi padre dibujó el punto en el centro.

También llevo su herencia musical. Esos 70, 80 y 90 que tan entrañables me parecen cuando junto sus sonidos con las historias de mi padre. Y sí, he escuchado sus batallitas miles y miles de veces, pero no me canso. Como el niño que ve su película favorita una y otra vez y años después sigue viéndola con cariño y no la aborrece.

Hoy estoy en Londres y nunca olvidaré la sensación del primer día que pisé tierras británicas: yo solo, sin haber estado antes, perdido y sin saber si mis indicaciones eran correctas, sin haber dormido en toda la noche y mirando hacia arriba constantemente por las dimensiones de todo. Y digo que nunca lo olvidaré no solo por todo esto sino porque fue lo más cerca que he estado de ese "buscarse la vida" del que tanto le he oído hablar. Y me doy cuenta de que lo que yo he vivido es un paseo comparado con su historia y que lo admiro aún más.

Porque como tú dices, da igual los años que cumplas siempre que tengas claro que:
"Mientras se sigan teniendo ganas de hacer cosas en la vida, se sigue siendo joven"

jueves, 27 de febrero de 2014

A pecho descubierto.

Lo perdí todo entre las cartas
y abandoné mi lugar.

Me perdí solo entre tus cartas.

Y cantaré en la ventana
algún verso que dejé caer
para resucitar las sombras
de aquel mundo vago, impar.

Y el miedo me golpeó
tan fuerte, hasta sangrar,
sin rastro de su color
y un par de manchas de carmín
que se borraron
como la historia en el aire.

Me quedé en los aeropuertos
donde gente viene y va
pero nadie pertenece.

Desnudé lo que tenía
y abrí demasiado el pecho.
Se fue y sé que no volverá
pero mantengo la chaqueta abierta
aunque el frío golpee.

Y ahora te busco en los fondos
de las copas que apuro
mientras veo pasar la vida,
que se va en cada trago
y me deja abandonado en la cuneta.

martes, 25 de febrero de 2014

La mirada perdida.

- ¿Te has perdido?- dije mientras le daba una calada a mi cigarrillo.
- No... Solo paseaba por aquí...

Era obvio que estaba completamente perdida pero no se fiaba de mí. Quizá la intimidaba un poco. Me escondí tras mi gabardina negra.

- Supongo que tendré que creerme esa excusa... - dije sin mirarla.
- Vale... Sí... Esto... Adiós.
- ¿Vas a seguir caminando perdida por aquí? A estas horas no te lo recomiendo.

Miraba de forma nerviosa a todas partes. Abrió su bolso y sacó un cigarrillo.

- ¿Tienes fuego?
- Vaya, parece que empiezas a fiarte de mí.

Saqué un mechero del bolsillo y se lo encendí. Su nerviosismo seguía manteniéndola alerta.

- Bueno, y ¿cómo te llamas?
- Sarah ¿Y tú?
- James. Tranquila, no soy un tipo peligroso.
- Bueno, nadie diría de sí mismo que es peligroso si tiene malas intenciones. Arruinaría su plan.
- Tienes razón. Un tipo peligroso ya habría actuado. Así que, ¿te parece suficiente prueba de que no lo soy?

Sarah me miraba durante tres segundos y apartaba la mirada. Yo ni siquiera la miraba. Nunca me ha gustado mirar fijamente a los ojos de la gente.

- Y bien, ¿necesitas ayuda ahora que sabes que no soy peligroso?
- Pues, verás, querría llegar hast...

Un disparo le alcanzó el pecho. Y tras ese dos más. Sus ojos parecía que se saldrían de sus cuencas. Yo seguí mirando al frente mientras le daba la última calada a mi cigarrillo. Mike se acercó a mí con prisas.

- Vámonos. Aunque la próxima vez ahórrame conversaciones tan largas. - dije tirando el cigarrillo al suelo.
- ¡Era la amante del cabrón de Jason! como comprenderás no es un trabajo fácil.
- La próxima vez dispara y no pienses. No estoy para perder el tiempo con tus inseguridades. Monta en el coche antes de que alguien nos vea.

Nunca me ha gustado mirar fijamente a los ojos de la gente. Sobre todo cuando sé que ya están muertos.

sábado, 15 de febrero de 2014

No seré yo quien vigile vuestra dignidad.

Es posible vivir arrastrándose pero no todo el mundo está dispuesto a pagar ese precio. Solo las ratas y las serpientes pueden hacerlo. Pero no te confundas, no dice nada bueno de ellas. Que un ser rebaje su existencia a algo así es bastante deleznable. No obstante estos animales lo hacen por supervivencia, no se les puede culpar. ¿Los seres humanos? Sinceramente no lo sé. Quizá es el miedo a quedarse solo, a reflexionar sin que nadie le distraiga. Quizá es el temor a enfrentarse a uno mismo y descubrir que en realidad es un monstruo. Quizá es el pavor que le produce darse cuenta de que vive solo porque disfruta matando al de al lado. Sonrisas falsas recíprocas y cuchillos bidireccionales.

Pero me parece hasta divertido. Es curioso ver que los actores no se ven las espaldas y, mientras se sonríen, preparan sus cuchillos guardados en los bolsillos traseros. Y no me dará pena. ¿Acaso se debe sentir pena por alguien que no existe? Pero si existiera tampoco la sentiría, pues no tuvieron reparo en arrastrarse.

No seré yo quien vigile vuestra dignidad.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Como el granizo por la tarde.

Se me escapa entre los dedos
como el granizo por la tarde.
Pero no sé ser si no es así,
en un susurro, en un suspiro.

Como el agua que roza la orilla
y poco a poco la consume.
Siendo una y a la vez millones,
siendo todo y a la vez parte.

Sin querer que cada quiebro
rompa mi garganta y la diluya,
me ahogue y me transporte
a una dimensión asfixiante.

Y derramar la copa sobre la mesa.
Que el vino interprete su tragedia
sobre una escena no escrita
en mis teatros de incertidumbre.

martes, 11 de febrero de 2014

Ser Dios.

Lástima no ser ese Strife.
Lástima no tener una Buster Sword.
Porque juro que si la tuviera
reuniría la fuerza suficiente para ponerla en alto
y golpear con todas mis fuerzas.
Lástima no ser esa Nube, esa Borrasca o ese Sol.

Eliminar los Plumajes de Fénix.
Eliminar los Elixires.
Eliminar los Éteres.

Un combate cara a cara.
Y tras ese otro.
Y otro.
Así hasta acabar con todos.
Solos mi Buster Sword y yo.

No jugar a ser Dios
sino serlo.
No creerme ningún Dios,
sino serlo.
No convertirme en Dios,
sino serlo.

domingo, 9 de febrero de 2014

No tenéis nada.

No me queda dinero en la cartera y tengo más de quince quemaduras en la garganta por querer gritar. Me apagué colillas en la lengua y tiré los restos de pisadas que quedaban en la alfombra. Me sumergí en alcohol y café para limpiar las cenizas de mi boca. Y aún así mis dedos siguen tocando los mismos acordes en cada mesa en que descanso. Algunos miran por el traqueteo que eso conlleva y piensan que soy otro trastornado más, otro borracho, otro mendigo. Y quizá no se equivoquen porque ya no tengo ni ideas, ni lucidez, ni cama donde tumbarme. Así que miro al cielo y sonrío porque tengo la certeza de que mañana seguirá en el mismo sitio.
Y me río muy fuerte, a carcajadas, como un psicópata.
Pero es que todo es tan jodidamente gracioso...
La gente me mira y se horroriza porque creen estar contemplando la personificación de la decadencia humana.
Pero yo río más y más fuerte porque todos son tan miserables...
Río porque no tienen nada a pesar de presumir de todo.
Río porque sus corazones se pudren y secan.
Río porque yo no tengo nada que perder y ellos se aferran a lo poco que creen tener.
Río porque se consumen entre ellos.
Río porque solo yo soy capaz de destruirme.
Río porque sé reír.
Río, río y río.

Y es que son todos tan miserables...

domingo, 2 de febrero de 2014

Solo tengo mi Jazz.

No me pidas lo imposible
porque solo tengo un piano
y un par de acordes en la mente.
Puedo improvisarte un blues,
un swing, un charleston y un rock & roll.

Pero no me pidas la Luna,
porque sabes que no puedo traértela.
Lo más próximo a eso sería contemplarla por ti
mientras doy tragos a mi whiskey.

Solo puedo acercarte a Nueva Orleans
si tú me lo permites.
Si me permites que mi Jazz te posea
y te haga mover tus caderas
con tus maneras elegantes.

Y si lo consigo, aullaré a medianoche
como Howlin' Wolf  hacía
cuando se enfrentaba a su siempre amado blues.

jueves, 30 de enero de 2014

No es por falta de ganas.

Ni entre acordes de una lira ni al final del abismo.
Que si no existes no seré yo quien te invente.
Y no por falta de ganas, sino porque bien es sabido que nunca fui un gran escultor.
Y pido perdón al mundo por privarlo de ti.
Quizá algún día aprenda, no lo descarto.
Pero hasta entonces solo podré escribir unas líneas para excusar mis temores.
Y me ahogué entre botellas de alcohol
para guiarme solo por tu esencia.
Pero cuanto más me adentraba en esos mares,
más te perdía la pista,
menos precisión tenía.
Así que siento haber tenido que tirarte
a lo más profundo de este mar,
pero ni soy ningún Da Vinci
ni sé sacar de tu mármol tu mejor perfil.

Vacío astronómico.

Un universo estático,
pero no muerto.
En su inmensa incertidumbre
sus ojos se pierden
y no encuentran un lugar donde descansar.
Y las estrellas mueren.
Y el Cosmos sigue en su sitio.
Como un rey viendo sus dominios
poco a poco desvanecerse
entre llamas y explosiones.

El humano intenta pronunciarse
pero la enormidad lo silencia.
El miedo juega su papel
y la fragilidad está a la vuelta de la esquina.
Pero como el cristal se hace pedazos
justo antes de impactar,
el hombre se destruye
sin haber encontrado
un punto donde fijar sus ojos.
Y mantiene la vista perdida,
perdida en su incertidumbre.

domingo, 26 de enero de 2014

Parténope.

Días grises.
Noches oscuras.
Y aún así, los océanos no parecen tan grandes.
La vida parece escaparse
como el humo entre los dedos.
Y el mayor error es intentar atraparla.
Nadie suele conseguirlo
pero los que lo hicieron
siempre avisan de que no se debe intentar.

Y sin embargo parece atraernos
la idea de lo prohibido,
de lo nocivo.

Las escamas relucen bajo el agua
aunque los rayos no incidan sobre los peces.
No parecen ser conscientes
de que son pequeñas estrellas sumergidas
en un universo acuático desconocido.
Y luchan por sobrevivir
sin intentar atrapar la vida.
Porque si lo hicieran,
se acabó el misterio de las profundidades.
Tendrían miedo de adentrarse en lo oscuro
o de salir a la superficie de vez en cuando.
Vivirían en un limbo donde reina la Nada.

Pero los humanos somos más tozudos.
Nos gusta buscar la vida
pasando cerca de la muerte,
mirándola a los ojos
pero dando pasos hacia atrás en cuestión de segundos.
Y llegan las frustraciones porque para atrapar la vida
hay que pasar por delante de la muerte.

Pero ¿quién sabe si tenía razón Parténope
cuando me dio estos consejos?

miércoles, 15 de enero de 2014

Nos veremos en el infierno.

Arrastrarse nunca fue una opción. Tom tenía una herida de bala en el costado y otra en la pierna izquierda pero no se arrastró. Intentó levantarse apoyándose en el radiador viejo del pasillo del hotel pero cayó inevitablemente. Su mano izquierda taponaba la primera herida. Pedir ayuda tampoco fue una opción. Eso solo serviría para alertar de que seguía con vida a cualquier otro matón de Jason D. Sacó de su bolsillo un cigarrillo e inspiró profundamente. Sangre y humo se mezclaban. No era la despedida que esperaba pero a fin de cuentas, esas cosas no se eligen, llegan sin más. Entre el crepitar del cigarrillo y el palpitar de la sangre Tom escuchó pasos en la habitación que tenía enfrente. Sacó del bolsillo su calibre 38 y apuntó hacia la puerta. Los pasos se oían muy cerca de la puerta. Tom puso el dedo en el gatillo y contuvo la respiración. Pero oyó cómo encendían la luz del cuarto de baño. Tom bajó el arma y soltó el aire mezclado con el humo.

- ¡Qué decepción, Tom! Te creía más hábil.

La voz venía de su izquierda. Levantó la mirada y vio esos ojos azules bajo un sombrero y una Colt apuntando a su cabeza.

- Nos veremos en el infierno, Tom.

martes, 7 de enero de 2014

Ten coraje, maldita Luna.

Luna blanca, sonríe.
Será que estuvo quitándose
todas las promesas de enamorados,
esas manchas de sangre
vieja y nueva,
roja y azul.

Luna blanca, sonríe.
Y aunque parezca una madre
sigue siendo una niña
que juega a "Reyes y Princesas"
con parias y vagabundos
aunque les sobre el dinero.

¡Sonríe y ríe, maldita Luna!
¡Enseña tus colmillos blancos!

¡Sonríe y ríe, maldita Luna!
¡Pero sé valiente y muestra la otra mejilla!