"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

lunes, 28 de abril de 2014

Tres horas.

- Tres horas. Tienes tres horas para alcanzarlo - dijo Cronos reclinado sobre el perezoso infinito.
- ¿No se supone que debería ser él quien me atrape? - dije confundido.
- Aquí también hay excepciones.
- Pero dicen que Morfeo te abraza cuando menos te lo esperas, lento y sigiloso, y te induce a un dulce coma.

Cronos me miró fijamente a los ojos.

- Corre, muchacho. Corre antes de que sea imposible atraparlo.

domingo, 27 de abril de 2014

Y mi piel ardía.

Se muere el mundo
y yo sigo aquí sentado.
Gira sobre el todo y la nada
mientras aplaco mi hambre con agua.

Y detrás del humo apareció un rostro
que me asustó por su tremenda expresividad.
Estaba horrorizado
y yo también tenía algo de miedo.

Los vendavales se desvanecieron
y esa expresión se acercaba hasta tocarme
con unos labios fríos
y el pelo desgreñado.

Y mi piel ardía
como el fuego que quiere mantener con vida al náufrago,
como los otoños secos,
como un día sin voz.

Porque no hay nada más triste que una playa sin mar,
que un muro sin pintar,
que unas notas al filo de la boquilla
o que la vida muerta de pena.

viernes, 25 de abril de 2014

And don't you come back no more!

Don't you come back no more!

- ¿Has oído eso?
- ¿A qué te refieres?
- La letra de la canción. Es perfecta.
- ¿Perfecta para qué?
- Para esto, lo que somos, lo que vivimos. Hace tiempo decidimos hacer las maletas e irnos tan lejos como pudiéramos. Y míranos ahora. Somos felices fuera y nadie nos echa de menos.
- Habla por ti.
- ¿Acaso tú no eres feliz?
- Si fuera feliz, ahora mismo no estaría aquí, sentado en esta mesa, bebiendo ron y hablando conmigo mismo. Sé que vuelves cada vez que me emborracho y sé que te marcharás mañana por la mañana.

And don't you come back no more!
And don't you come back no more!
And don't you come back no more!

- Y da igual lo que yo quiera porque siempre, siempre volverás.

viernes, 11 de abril de 2014

Lo reconozco: soy un asesino.

Lo reconozco: soy un asesino.

Me considero culpable de perder los estribos cuando el mundo me comía. Cazar o ser cazado, ya sabes. En este caso decidí matar. No lo hice por placer, no te equivoques. Que sea un asesino no significa que sea un psicópata. No me gusta matar. Creo. Pero no tenía otra opción. Había frases del estilo "persigue tus sueños" en cada rincón de la habitación y tuve que asesinarlo. No me parece justo que alguien venda falacias y esperanzas vanas. Un perfecto impostor. Un estafador ilusionista. Lo peor de este asunto es que al asesinarlo, sus defensores me lanzaron piedras e intentaron golpearme hasta la muerte. Pero estoy tranquilo. Sé que los he liberado. Soy ese héroe que nadie nunca reconocerá pero que todos aprecian. No espero que me den las gracias. Tampoco las quiero. Yo me conformo con haber asesinado todo aquello nocivo.

Lo reconozco: soy un psicópata.

miércoles, 9 de abril de 2014

Márchense.

A veces pierdes el mundo por cerrar la mano. ¿Pero quién se atreve a mantener lo que es suyo en la palma de la mano, a la vista de todos? Un simple golpe tiraría todo al suelo, lo rompería y destrozaría en cuestión de medio segundo. Un imperio reducido a cenizas por un simple arrebato de valentía temeraria. Muchos hablarán de egoísmo pero son los mismos que atan a sus amantes con rígidas correas de desconfianza. Dirán que no me muestro todos aquellos que esconden las manos tras manchárselas de sangre inocente. Quizás intenten golpearme sin darse cuenta de que todo lo que tengo está en mi puño que descargaré directamente sobre sus caras.

Márchense y no vuelvan hasta que no haya acabado mi whiskey.

martes, 8 de abril de 2014

Cadenas perpetuas.

Mi sentencia: cadenas perpetuas.
Un brazo en cada columna y el pecho abierto
de par en par en pleno invierno.
Como dejarse llevar por una droga
que inunda cada hueco cuando menos te lo esperas.
Y que el azul de unos ojos se vuelva gris,
quizá brillen menos y pierdan luz.
Y como un niño cansado de correr
arrastra su peluche de vuelta a casa,
así arrastro la vida,
así me arrastra la vida.
De vez en cuando corro,
levanto un tanto el vuelo
y los aviones se me cruzan
para golpearme contra el suelo
lo suficiente para recordarme
mi sentencia: cadenas perpetuas.

lunes, 7 de abril de 2014

Cuando vives de paso.

No sé qué es lo que tengo
ni todo lo que perdí.

Cuando vives de paso
y no permaneces en ningún lado
y no perteneces a ningún lado.

Cuando vives de aeropuertos
y estaciones grises
donde nadie duerme.

Cuando vives cual Ulises
sin Ítaca, Penélope ni Argos
al final del viaje.

Cuando vives sin saber cuánto ha pasado
y el mundo te absorbe en su enormidad
a la vez tan real y relativa.

Cuando vives sin estar en peligro,
sin estar a salvo,
flotando en lo infinito del frío de los muros.

Cuando vives rodeado de martillos rotos
con las manos ensangrentadas
y los bloques sin rasguños.

No sé qué es lo que tengo
ni todo lo que perdí.