"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

sábado, 30 de junio de 2012

Cuchillas.

Solo. En mi cuarto, vacío, lleno de papeles que vuelan. Palabras que planean y se deslizan hasta caer al suelo, donde se convierten en cuchillas que intento esquivar. Una se clava en mi hombro izquierdo. Otra en el estómago, a la derecha. La tercera en la pierna. Así que salgo de la habitación huyendo de los cortes y puñaladas. Me agacho. Me arrastro. Sangro. Dejo un reguero rojo oscuro, muy oscuro, en el pasillo. Pero no grito. Simples gruñidos. Consigo llegar hasta el salón y cerrar la puerta. Me apoyo sobre ella e inspiro hondamente. Observo mis heridas. Agarro con fuerza la primera de las cuchillas, aguanto la respiración y tiro para sacarla. En la hoja leo "TODO". La del estómago rezaba "HA". Y la última, en la pierna, brillaba con un "MUERTO". Intento detener las hemorragias cuando un frío se adentra en mi cuerpo, traspasando la ropa. En la esquina izquierda del techo flotaba ella señalándome y riendo a carcajadas. Su risa hacía que mis oídos pareciera que fueran a explotar. El miedo se apoderó de mí. Tapé mis oídos con fuerza. Grité. Lloré. Pero de nada sirvió. Todo en mí había muerto.