"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

martes, 30 de octubre de 2012

Sol podrido.

La luna no me mira cuando el sol está podrido. Los pájaros mueren si un haz de luz les roza. Los árboles lloran desconsoladamente. Sus lágrimas se funden con la lluvia dejando charcos de tristeza en el jardín. Paso a paso avanzo por el sendero para llegar hasta la casa. No quiero refugiarme de la tormenta, simplemente tengo que llegar a ella para descubrir qué se esconde en ella. No obstante, me desplazo lentamente. Sentir el agua en el pelo y la ropa me ponen en situación. Quiero y no quiero llegar. Delante de la puerta blanca, enorme, me detengo. Cojo aire. Llamo al timbre. La puerta se abre. Entro. Contemplo la lamentable escena y todo se desvanece, todo desaparece. Todo menos las lágrimas en que se ahogaron las hojas de los árboles.

viernes, 26 de octubre de 2012

Papeles quemados.

Papeles que arden en el suelo del salón. El fuego se eleva alto, muy alto en cuestión de segundos. Pero su auge dura lo que el impacto de una gota contra el cristal retumba en el oído. Y comienza a descender progresivamente, paso a paso, escalón a escalón. Las víctimas del incendio se retuercen, se estremecen y ennegrecen. Como el tiempo en otoño. Solo quedan pequeños puntos rojizos ansiosos por devorar hasta el último resquicio de blancura. Pavesas saltan y bailan en el aire mientras caen al cementerio de papeles abrasados.

No hay más que cenizas que manchan todo a su paso, dejando escrito "mira en lo que me has convertido". Por mucho que intentes borrar el mensaje, siempre estará ahí, recordándote lo que hiciste. Y en los días de más lluvia del año, no harás más que pensar en todo lo que pasó aquella triste noche de otoño.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Edu.

- ¡Un café cuando pueda, por favor!
- ¿Pombo?
- Sí, con leche y mucho hielo


- Tío, vas a verter el café por toda la mesa.
- Ya verás como no... Bueno, solo se ha vertido un poco, casi nada.

Conversaciones que se alargan y alargan. Filosofía, literatura, ética, amor, amigos. Todo con tiznes de cafeína y risas.

Meriendas tutankamónicas.

Ideas, ideas y más ideas. Unas en el tintero, otras poco a poco se llevan a cabo. Casi siempre de forma improvisada. "Garimbas", Vetusta y Quique. Porque para preparar un plan, por muy "sobre la marcha" que sea, necesita una buena disposición.

PING
PING
PING

Sí, siempre estoy y siempre estás. Agobios, movidas, anécdotas.

Madrid, sus edificios, tus sueños e ilusiones. Y aunque sean tuyas, las compartes.

Recuerdos y más recuerdos. Pozo. Siempre sonrío al traerlos de nuevo a la mente. Abrazos que llegan muy dentro. Allá donde vayas, dejas un trocito de ti.

Gracias.

martes, 23 de octubre de 2012

Naturaleza.

Niebla desde por la mañana bien temprano. No se ven ni los tejados de los vecinos. Mejor. Así nos refugiaremos de los que miran con descaro lo que hacemos en privado. No tendremos que bajar persianas. El día quiso ofrecerse a nuestro placer. Nos sirve y, sin poder parar el tiempo, al menos nos hace sentir que se ralentiza. ¿O son tus ojos? Me perdí en la espiral de incertidumbre y desconcierto. No sé si voy o vienes. Floto en un mar de devaneo.

El sol comienza a salir, consumido por la envidia, y disipa la niebla. Pero solo lo sé por el calor que entra por la ventana. Yo sigo comiéndote los ojos con la mirada. Esa que me hipnotiza y emboba. Esa que hace que mis labios esbocen una sonrisa. Una nube se interpuso e impidió al sol seguir mirando. Comienza a llover. El agua golpea los cristales violentamente. No tengas miedo, estoy aquí, yo llamé a la lluvia.

martes, 16 de octubre de 2012

El bosque.

Despierto en un bosque oscuro. No veo nada a mi alrededor. Miro hacia arriba y tan solo puedo ver unos rayos de sol diminutos que no son capaces de tocar el suelo por la desmesurada altura de los árboles. Únicamente guiado por los haces de luz decido escalar los árboles. Sus cortezas están frías, cubiertas de musgo y resbalan. De rama en rama, procurando no romper ninguna, asciendo hacia mi meta. Cada vez estoy más cerca pero el cansancio hace que suba a un ritmo mucho menor. Mis brazos y piernas están agarrotados pero si quiero saber dónde estoy, tengo que seguir. El aire se hace menos denso, más puro, menos viciado. Empiezo a sentir el calor en mi cuerpo. Por fin llego a la cima. No veo nada. Mis ojos están acostumbrados a la oscuridad y la luz que golpea mis ojos no me permite ver nada durante unos segundos. Parpadeo y...

No era el sol lo que me cegaba y calentaba, sino fuego que caía del cielo en forma de lluvia sobre el verde follaje de los árboles. Curiosamente, no llegaba a prender y cuando caían esas gotas sobre mi cuerpo, no sentía sino una suave caricia de agua caliente pero que dejaba quemaduras de segundo grado en mi piel. Al no sentir dolor, decidí recostarme sobre los árboles y disfrutar de las vistas mientras escuchaba cómo las hojas se amaban empujadas por el viento.

domingo, 14 de octubre de 2012

Hormigas.

Cuando el hastío se llena de dudas. Las hormigas cubren el cuerpo y desorientado vago en busca de esa mujer fatal. Atragantado y atascado me asfixio en este bucle infinito lleno de trampas. El cerebro cae y los hombros con él. La cabeza se inclina hacia abajo y las lágrimas se dejan seducir por la gravedad. Impactan contra el suelo frío y se rompen en pequeñas partículas que se expanden. Y detrás de una gota viene otra, desde el otro ojo.

Sigo envuelto en hormigas que me muerden y consumen. Hormigas negras, diminutas, letales y etéreas. Cada doce horas vuelven a por mí. Yo seguiré aquí, esperándolas, de brazos cruzados, perdido y muerto por dentro.

sábado, 13 de octubre de 2012

Atrévete a viajar.

La gente me pone trampas y yo se las pongo a la luna. Que nos ilumina en la noche cuando queremos ser cubiertos. Maldita seas, que no me ocultas en momentos oscuros y me alumbras cuando no quiero que me vean. Maldita seas por ser tú. Y si a partir de ahora, me buscas entre mis hojas, nunca llegarás a encontrarme. No necesito luces y alcohol para enseñarte mi mundo interior. Periscopio emocional y saber aguantar la presión. Si te agobias, dame un par de toquecitos en la espalda. Quizá no te guste el viaje, no te obligo a embarcarte en él. Si decides cambiar de idea, aún estás a tiempo de quedarte en tierra. No hace falta que cojas nada, no vas a necesitar más que tu presencia.

Hoy no me busques en la luz. Búscame en plena sombra. Sola y triste sin ti. Sin el olor a amapolas. Y tristes dalias sin ti, pequeña rosa sin olas.

viernes, 12 de octubre de 2012

Comisura.

Se sentó en el sofá cómodo de su salón con una cerveza en la mano y encendió la televisión. Con el mando a distancia cambiaba de canal constantemente, ni siquiera se fijaba en lo que echaban ese domingo a las 9 de la noche. Sus ojos estaban muy abiertos y no parecía reaccionar a ningún estímulo salvo al de la necesidad de dar un trago a la lata. Las luces que lanzaban los programas de la televisión pública chocaban con todo lo que encontraban en su camino.

De nuevo su sonrisa lo había llevado a perder la consciencia. Una fina curva, una comisura, tan sutil, tan perfecta, tan simple. En ese momento se paseó por su silueta. Resbaló a sus caderas memorizando la medida de cada ángulo de aquel cuerpo de mujer. Cayó, no a sus pies, más abajo, mucho más aún. Una caída que parecía no tener fin.

Seguía en ese sofá, sentado, mirando la televisión sin ver nada, con la cerveza caliente y su figura dibujada en la retina.