Aún me falta un sol de invierno
de esos que calientan el alma
y erizan el vello.
Sigo enredándome en desvelos
intentando ahuyentar las pesadillas
con más cafés que horas de sueño.
Cardíaca manía y atropellos
cuando el habla se desgasta, confusa,
entre líneas y versos
donde escondo algunos rezos
profanados por virtud de una lucidez
que tras años de búsqueda aún no encuentro.
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