"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 20 de enero de 2012

Desengaños.

Volví a aquel garito oscuro aislado al fondo de un callejón donde entraba de todo menos luz. La luna seguía perdiendo batallas por entrar en ese rincón de la ciudad. Y sin embargo, acudía allí cada vez que mi cabeza no me dejaba dormir. Al entrar, vi que todo estaba como siempre excepto por un detalle: había un señor ya allí, con un aspecto que soy incapaz de describir. Parecía mayor y su gabardina oscura lo dotaba de un carácter aún más misterioso. Me vio entrar. Parecía que me estuviera esperando porque nada más cerrar la puerta, me hizo un gesto invitándome a sentarme en su misma mesa. De camino a ella, pedí en la barra una jarra de cerveza fría.

-Siéntate Tom. -Dijo con una ligera sonrisa.

-¿Cómo sabe mi nombre?

Soltó una carcajada y me ofreció un cigarrillo.

-No, gracias, no fumo.
Pude vislumbrar que el hombre tenía una barba blanca espesa y los cincuenta ya no los cumplía. Le dio una calada a un cigarro y entre el humo, el camarero dejó mi jarra de cerveza en la mesa.

-Mujeres, ¿verdad? No digas nada, no intentes desmentirlo, tu cara es un cristal transparente de tu alma y tu mente. Y ahora mismo te estás preguntado: ¿quién eres? ¿por qué me conoces? Pero eso es lo de menos, nimiedades. Ahora lo importante es que bebas y escupas todo tu odio.

No sabía cómo reaccionar pero había algo en su mirada que me hacía confiar.

-Pues... tiene usted razón. ¿Sabe lo que es mirarla a los ojos y que tu pupila se queme? Y no echar ni una lágrima para sofocar el incendio provocando quemaduras de tercer grado, irreversibles ya. A ciegas acudo a este sitio para deleitar mis papilas con cerveza fría y mis oídos con música de los años 30. No curan, pero distraen mi atención del dolor aunque sea momentáneamente. Para ella, en cambio, todo ha muerto ya. Ama a otro hombre. No he pasado a un segundo plano; he desaparecido de él. Condenado a no olvidarla. Castigado a sufrir sus nuevos sentimientos...

Me liberé de todo lo que me oprimía el pecho. El señor me escuchaba atentamente y tras verme incapaz de continuar hablando, se reclinó sobre la silla para decirme:

-He vivido batallas horribles en conflictos bélicos de oriente, pero sin duda, el peor conflicto es el del hombre consigo mismo. Chico, no te fíes. Déjala que se vaya con otro hombre, no importa, pero déjala. No la sigas por el sendero de su vida, es suya. Sé que es duro, pero recuerda siempre esto: despertará cada mañana con otro hombre a su lado, pero siempre sola.... Siempre sola.

Y tras esto, el hombre misterioso, se levantó y se marchó dejándome otra vez solo ante mis miedos, mis preocupaciones, meditando las sabias palabras que me habían sido regaladas: Siempre sola.

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