La fe la perdí
no dimití
y seguí agarrado al alcohol.
No me erosionan más que las dudas
que me señalan al horizonte,
un destino que araño.
Testigo de mis palabras
y flores en la boca muerta.
El sol que eriza tu piel
y el perdón que camina por tu pelo.
El suelo que llama a mis lagunas
de un vivir que no convence.
Unas alas que me llaman
escondidas en las ramas
mientras la espada me sentencia.
Luz de muerte,
amor de luna.
Basura y golondrinas
cicatrices y olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario