"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

jueves, 3 de febrero de 2011

Jazz.

Camino sólo por una calle de Boston a las 5 de la madrugada mientras fumo un cigarrillo. Hace un frío que cala hasta los huesos. Encojo los hombros y me escondo tras mi larga gabardina y bajo mi oscuro sombrero. Todo esto mientras pienso en mis cosas, en mis dudas, en mis pensamientos, en mis obsesiones. Camino por la acera cuando, de repente, encuentro delante de la puerta de un tugurio a un señor con uniforme de camarero: camisa blanca, chaleco de rayas rojas y blancas verticales, pantalón negro y pajarita a juego. Era un señor de unos cuarenta y cinco años, con poco pelo y poblado bigote. Con una fuerte exclamación se dirige a mí diciendo:

-¡Buenas noches, caballero! Pase a nuestro local Swing of the Night, tenemos a las mejores chicas de la ciudad y música jazz en directo.
-Lo siento, - contesté sin expresar sentimiento alguno - no me apetece.
-¡Vamos! ¿Va a desaprovechar esta oportunidad? ¿Tiene algo mejor que hacer a estas horas? ¡Pase! Le invitaremos a la primera copa.

Cedí a la oferta del camarero y éste me invitó a pasar.

-¿Me permite su abrigo, señor?

Le dejé el abrigo y el sombrero para que lo colocara en el guardarropa. Camino por un largo pasillo poco iluminado. Se oía el dulce sonido de un saxo acompañado de un piano. Llego a la sala principal y, efectivamente, encuentro un pianista y un saxofonista. Los dos eran negros y tocaban con mucho sentimiento, casi expulsando sus almas en la música. La sala estaba recubierta por una neblina de humo de tabaco que hacían del lugar un sitio entrañable. Los músicos se encontraban a la izquierda, en un pequeño escenario. A la derecha una barra, a un lado el emborrachador, a otra el emborrachado. En el hueco entre la barra y la tarima denominada escenario unas cuantas de mesas, todas ellas vacías. Decido sentarme en una y pido un whisky solo.
Al momento llega una señorita rubia, muy guapa, con corsé a juego con el chaleco de los camareros, medias negras, tacones negros, liga roja y una pluma negra sobre su tocado perfectamente colocado. Con voz dulce me pregunta:

-Hola, guapo, ¿quieres pasar un buen rato?
-La oferta es tentadora, pero lo siento, no busco eso ahora mismo.-respondí.
-Vamos, sé que no puedes resistirte, ninguno lo ha conseguido hasta el momento.

Ella me acariciaba la cara y los hombros mientras hablaba. Me levanto, le doy un beso apasionado en los labios y me vuelvo a sentar diciendo:

-Seguramente haya sido ahora mismo uno de los hombres que más y mejor te haya amado.

Ella me miró extrañada, confusa, sin saber qué decir.

-No digas nada,- dije -sé que no entiendes esto, ni me conoces y sin embargo sé que llevas desde los 17 aquí. Que al principio no te gustaba pero luego te acostumbraste. Que has fingido enamorarte de cinco hombres al día, o más bien a la noche. Que te gustaría formar una familia estable y poder dejar esto pero sabes que no puedes, que tienes que seguir trabajando para él, el hombre al que más odias.

La chica dio unos pasos hacia atrás.

-¡Cállate! ¡No me conoces, no tienes ni idea de quien soy!- contestó nerviosa.

-Que te llamas Penny. Que vives en la calle Charles Johnson. Que te gusta escuchar música al despertarte y odias los paisajes de montaña. Que eres huérfana de padre y tu madre es alcohólica. Que estudiaste en el colegio Jason Hawks. Que nunca creíste en ningún dios. Que tu mejor amigo era Dave. Que siempre estuviste enamorada de Tommy.

La chica quedó anonadada ante mis palabras.

-¿Quién eres tú y de qué me conoces? - Preguntó muy nerviosa.

Encendí un cigarrillo tranquilamente y dije no sin antes suspirar:

-Soy el hombre que te ha amado desde el primer momento en que te vio. Soy el que siempre te prestó atención aunque ésta no fuera recíproca. Soy el que te vio enamorarte y desenamorarte. Soy el que escuchó tus llantos cuando la gente te criticaba. Soy el que intentó beberse tus lágrimas para que no quedara ni rastro de tu pena. Soy el que te buscó en bares, ciudades y locales para poder verte. En definitiva, soy el que ha estado esperando este momento 13 años, 4 meses, 1 semana, 3 días y 5 horas exactamente.

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