"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

martes, 22 de febrero de 2011

Gotas.

Una gota cae. Lentamente se despega de la superficie que conforma el techo de mi habitación y cae muy despacio. Choca contra un pequeño charco. Entra y, como si saliera de forma rebotada, salta y vuelve a entrar y sale con cada vez menos fuerza hasta que se convierte en una simple onda. Tumbado en mi cama boca arriba cierro mis ojos y recuerdo la caída de esa gota.

Caminaba escuchando música y me crucé con una señora. Su olor a colonia barata era bastante fuerte y permaneció en mis fosas nasales algunos segundos. Cuando se fue esa sensación, olía todo desde otra perspectiva. Inspiré con fuerza.

-No todo gira a tu alrededor, no te creas el centro del mundo.- Me dijo con voz repelente.
-No me lo creo, lo soy. Por cierto, ahora entiendo por qué estás sola todos los fines de semana y lloras al no tener a nadie en quien confiar.- Me levanté de la silla y dejé aquel lugar.

Veía la superficie de la piscina al final, muy lejos de mí. Y yo dentro del agua, desperté y vi que la piscina era más grande de lo normal. Era enorme. no podía llegar a ninguna de sus paredes. Tampoco al fondo. Y mucho menos alcanzar la superficie. No llegaría con aire suficiente. Empecé a necesitar aire. Cerré mis ojos.

Estaba en el suelo y alguien me pegaba patadas en el estómago. Yo me encogía para amortiguar los golpes. Mi agresor gritaba: "¡Cabrón! ¡Así aprenderás a no mirar más a mi novia!" Conseguí levantarme. Cerré mi puño. Golpeé en su cara y me marché del lugar dejando a ese capullo en el suelo en estado de shock.

Otra vez en mi habitación. Esas gotas seguían cayendo y golpeando en el suelo.

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