"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

domingo, 14 de julio de 2013

¡Que empiece la jodida fiesta!

Cuando quiso darse cuenta, Jason estaba otra vez en ese garito, sobrio y cansado. La música le reventaba los oídos con sus graves intermitentes y machacones que hacían mover los culos de las chicas de la sala. A veces aparecía alguno de esos traseros enormes y le empujaba por intentar llegar a los baños, al fondo del local. Otras simplemente un conocido demasiado borracho se apoya en su hombro y le grita algo en un idioma que podría pasar fácilmente por lengua muerta. El sector masculino había que suponerlo, pues era totalmente comprensible que se pusiera en duda la sexualidad de la mayoría de sujetos. Todos con camisetas demasiado pequeñas y caras de buscar golpear a alguien siempre en manada. Pero mientras esperaban y acechaban, bebían ingentes cantidades de alcohol para provocar la situación si no se daba por sí sola. No obstante, Jason se daba cuenta de que los días en los que estas manadas de parásitos sociales no buscaban hacer ver a todo el mundo que a pesar de su aspecto intentan ser bastante heterosexuales, se lanzaban a "conquistar" chicas de quince años, maquilladas como si tuvieran veinte y bastante menos maduras que niñas de ocho, aunque normalmente este era el blanco de cuarentones solteros sin muchas pretensiones en la vida.
Jason estaba rodeado por todas partes. Hacía calor y la gente no paraba de empujar. Las luces estroboscópicas le provocaban dolor de cabeza y aumentaba su agresividad, como una bestia intimidada con lanzas y palos. Se daba cuenta de todo e intentaba contener sus impulsos hasta que su paciencia se agotó. Lanzó la botella de cristal del refresco contra alguien al que no le harían mucha falta las neuronas. Y de repente, un grupo de cinco como él se acercaron rápidamente y acorralaron a Jason. ¡Que empiece la jodida fiesta!

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