"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

lunes, 11 de marzo de 2013

Rick.

Rick despertó con un fuerte dolor de cabeza encadenado de pies y manos a una silla. La luz le cegaba y tardó en acostumbrarse. Poco a poco pudo vislumbrar que se encontraba en una sala vacía, justo enfrente de una puerta. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? ¿Por qué?
Intentó soltarse pero era imposible. Las cadenas eran tan gruesas que ni un caballo joven podría haberlas roto. Tenía mujer e hijos. ¿Qué desalmado lo tenía allí inmóvil y cuál era el motivo? Rick era un simple profesor de instituto, de clase media. Un tipo muy corriente y no podía ni siquiera  adivinar las intenciones de su secuestrador.

- ¡EH! ¡¿HAY ALGUIEN AHÍ?! ¡POR FAVOR, SACADME DE AQUÍ! ¡COGED LO QUE QUERÁIS! ¿DINERO? ¿JOYAS? ¡OS DARÉ TODO LO QUE TENGO PERO POR FAVOR, NO LE HAGÁIS DAÑO A MI FAMILIA!

Silencio.

- ¡Oh, Dios mío! ¿Qué he hecho para merecer esto? - sollozaba.

De pronto, Rick comenzó a respirar muy rápidamente. Se llenó de furia y comenzó a hacer fuerza con sus brazos y piernas. Sus venas y músculos se hinchaban. La sangre subía hasta su cabeza y gruñía sin dejar de hacer fuerza. Los goznes y las cadenas comenzaron a dilatarse y a chirriar. Rick parecía estar fuera de control. Lentamente los hierros empezaron a romperse. Consiguió ponerse en pie y corrió hacia...

Un hombre de unos 60 años entró en la habitación en la que Rick seguía encadenado, inconsciente aún por los golpes que recibió cuando iba camino a casa. Sacó una pistola que llevaba en el cinturón e impasible, frío y sin temblar ni un ápice, disparó a la cabeza de Rick.

2 comentarios:

  1. Una escena muy potente, cargada de dramatismo, que bien podría ser el comienzo de una futura novela o guión cinematográfico. La crudeza de este episodio deja al lector deseoso de más información, de respuestas para muchas preguntas.
    Enhorabuena, Héctor.
    Un abrazo.

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