"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

viernes, 4 de enero de 2013

Luces de Navidad.

26 de diciembre. Caminaban por la calle a las 7 de la tarde, dando un paseo. El cielo había cerrado ya sus puertas a la función y habría que esperar hasta el día siguiente para ver otra vez actuar al sol. Era un matrimonio joven y feliz, con un hijo que aún no tendría los dos años. La ciudad estaba preciosa en esa época y les inspiraba mucha ternura. Niños cantaban villancicos, tiendas llenas de regalos, gente felicitándose las fiestas por cada rincón de cada calle céntrica. Todos los que conocían a esta joven familia se acercaban al niño y le acariciaban suavemente la cara mientras hablaban con una entonación llena de contrastes y gesticulando mucho. Los padres sonreían llenos de alegría cuando se acercaban a saludar a su pequeño hijo. Pero el niño no entendía por qué la gente se comportaba así, hacía esas cosas tan raras y, sobre todo, por qué se empeñaban en taparle la vista, impidiéndole así ver las luces de Navidad. Luces de todos los colores. Figuras grandes, pequeñas, alargadas pero todas luminosas. Verdes, azules, moradas, rojas, amarillas, blancas. El pequeño no podía evitar apuntar con el dedo índice al cielo, estirándose todo lo que podía para intentar alcanzarlas. ¡Cómo le habría gustado tener todas ellas en su habitación! Y cada vez que el niño quería agarrar esas luces, papá lo cogía en brazos, sonreía, y le decía: Mira, un angelito. Eso es una gran campana. ¿Te gusta el arbolito de Navidad?

Ahora el pequeño ha dejado de serlo. Ahora nadie le estorba la vista. Ya no levanta la mano alzando el dedo índice para intentar tocar las luces de Navidad de la calle. Pero sigue sintiendo lo mismo que cuando ni siquiera sabía por qué hacía todas esas cosas.

1 comentario:

  1. ¡Qué grandes ojos azules miraban con curiosidad, en silencio, aprehendiendo todo lo que le rodeaba!

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