"Alcohol may be man's worst enemy, but the Bible says love your enemy" Frank Sinatra.

jueves, 8 de marzo de 2012

Botones.

Caminaba por la calle cuando el sol cayó en picado y los edificios comenzaron a ser devorados por verdes enredaderas, rompiendo cristales y abrazando mortalmente todo a su paso. Sin embargo, seguía mi camino sin inmutarme.

Dos señoras ligeras de ropa aparecieron frente a mí, insinuándose y pidiéndome que las acompañara esa noche. Al principio pedían dinero por ello, pero tras mi negativa, aceptaban llevar a cabo su propósito de manera altruista. Las aparté, les tiré una moneda y seguí calle abajo. Era curioso ver cómo se abalanzaban sobre ella.

Un borracho se tambaleaba cuando, al verme, me echó un brazo al hombro y me ofreció ser su compañero de alcoholismo. Prometía pagarme todas las copas, no tendría que gastar ni un solo céntimo. Retiré su brazo de mi hombro, lo estabilicé para que no abrazara el suelo y seguí rumbo a ninguna parte.

Empezaba a hacer frío y me abroché los botones de mi abrigo. Uno de ellos se precipitó contra el suelo muy lentamente. Y apenas impacta, un gran estruendo ensordece mis oídos y me hace perder el equilibrio. Como una granada de mano explotando a mis pies. La cabeza me estallaba del ruido y mis ojos no dejaban de segregar lágrimas. Mis ropas se habían rasgado y al levantarme, me costaba no caerme por mi estado de conmoción.

Pedí ayuda a un señor mayor, y me lanzó una moneda. Me apoyé en los hombros de un joven y me apartó el brazo. Acababa de iniciarme en el macabro mundo de la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario