- ¿Te has perdido?- dije mientras le daba una calada a mi cigarrillo.
- No... Solo paseaba por aquí...
Era obvio que estaba completamente perdida pero no se fiaba de mí. Quizá la intimidaba un poco. Me escondí tras mi gabardina negra.
- Supongo que tendré que creerme esa excusa... - dije sin mirarla.
- Vale... Sí... Esto... Adiós.
- ¿Vas a seguir caminando perdida por aquí? A estas horas no te lo recomiendo.
Miraba de forma nerviosa a todas partes. Abrió su bolso y sacó un cigarrillo.
- ¿Tienes fuego?
- Vaya, parece que empiezas a fiarte de mí.
Saqué un mechero del bolsillo y se lo encendí. Su nerviosismo seguía manteniéndola alerta.
- Bueno, y ¿cómo te llamas?
- Sarah ¿Y tú?
- James. Tranquila, no soy un tipo peligroso.
- Bueno, nadie diría de sí mismo que es peligroso si tiene malas intenciones. Arruinaría su plan.
- Tienes razón. Un tipo peligroso ya habría actuado. Así que, ¿te parece suficiente prueba de que no lo soy?
Sarah me miraba durante tres segundos y apartaba la mirada. Yo ni siquiera la miraba. Nunca me ha gustado mirar fijamente a los ojos de la gente.
- Y bien, ¿necesitas ayuda ahora que sabes que no soy peligroso?
- Pues, verás, querría llegar hast...
Un disparo le alcanzó el pecho. Y tras ese dos más. Sus ojos parecía que se saldrían de sus cuencas. Yo seguí mirando al frente mientras le daba la última calada a mi cigarrillo. Mike se acercó a mí con prisas.
- Vámonos. Aunque la próxima vez ahórrame conversaciones tan largas. - dije tirando el cigarrillo al suelo.
- ¡Era la amante del cabrón de Jason! como comprenderás no es un trabajo fácil.
- La próxima vez dispara y no pienses. No estoy para perder el tiempo con tus inseguridades. Monta en el coche antes de que alguien nos vea.
Nunca me ha gustado mirar fijamente a los ojos de la gente. Sobre todo cuando sé que ya están muertos.
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