Lo perdí todo entre las cartas
y abandoné mi lugar.
Me perdí solo entre tus cartas.
Y cantaré en la ventana
algún verso que dejé caer
para resucitar las sombras
de aquel mundo vago, impar.
Y el miedo me golpeó
tan fuerte, hasta sangrar,
sin rastro de su color
y un par de manchas de carmín
que se borraron
como la historia en el aire.
Me quedé en los aeropuertos
donde gente viene y va
pero nadie pertenece.
Desnudé lo que tenía
y abrí demasiado el pecho.
Se fue y sé que no volverá
pero mantengo la chaqueta abierta
aunque el frío golpee.
Y ahora te busco en los fondos
de las copas que apuro
mientras veo pasar la vida,
que se va en cada trago
y me deja abandonado en la cuneta.
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