- Tres horas. Tienes tres horas para alcanzarlo - dijo Cronos reclinado sobre el perezoso infinito.
- ¿No se supone que debería ser él quien me atrape? - dije confundido.
- Aquí también hay excepciones.
- Pero dicen que Morfeo te abraza cuando menos te lo esperas, lento y sigiloso, y te induce a un dulce coma.
Cronos me miró fijamente a los ojos.
- Corre, muchacho. Corre antes de que sea imposible atraparlo.
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