Ósculos oscuros que el cielo deja caer sobre el mar.
Nubes profundas y cerradas que hacen parecer a las colinas agradables tálamos verdes.
Y sin embargo al mundo parece disgustarle el matrimonio furtivo entre los colosos.
Así que manda a su pequeño trotamundos a enfrentarlos,
a derrotarlos y mantener distancias.
Y desenvainando su espada donde se reflejan los tímidos rayos de sol,
abrió el cielo,
sucumbió el mar,
acabando así con el eterno y prohibido noviazgo adolescente de los gigantes.
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