En esta cárcel de humo y palabras
respiro aire sucio e infectado que
tinta las paredes de negro y gris
y dibuja siluetas sinuosas e ingenuas.
Aro el ara sin colgarme del aro
y con sed de sol y café
unidos en una misma taza sin asa
bebo esculpiendo la vida que se va.
No existe adiós ni ola
que el mar te presta y te retira
y cuando das la vuelta a la moneda
el suelo se desprende, caes al vacío.
Agitas piernas y brazos con locura,
abrazas y pateas realidad
candente, incandescente, con oxígeno
que entra a bocanadas, que te quema.
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