La noche.
Ese monstruo infinito.
Era de noche
cuando el niño lloraba en la oscuridad de su cuarto.
La misma noche que abre sus fauces
y succiona hasta el último resquicio de aliento.
Es de noche
cuando despliega la capa de mis miedos
y los riega y hace florecer.
La noche.
Es de noche
cuando el universo se lanza en picado
contra mi pecho.
La misma noche aquí
que no me permite escapar.
Era de noche
y blandía su fría espada
para sofocar todas las chispas.
Ese monstruo infinito.
Esa eterna incertidumbre.
La noche.
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